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Tiempo Familiar - Semana 40
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Dios En La Soledad

 

Estudio
Para muchas personas la soledad tiene una relación directa con la tristeza, el abandono, la depresión y muchas otras cosas. Quizás en algunas ocasiones nos llegamos a sentir así, pero, qué ocurriría si aprovechamos ese tiempo para adentrarnos más en la Palabra de Dios, para entablar una relación con Aquel que nos amó primero y nos llama a acercarnos a Él.

Los hombres y mujeres más reconocidos en el Evangelio vivieron una vida solos y apartados, no es que no se relacionaban con otros, pero la mayoría del tiempo estaban a solas. Moisés, Elías y Daniel son ejemplo de esto. Pero observemos al que marcó la historia, Jesús. Podemos observar cómo Jesús buscaba estar a solas para orar, meditar y descansar, ayunar y aun en el momento más difícil de su vida, vemos cómo aquellos que decían amarlo lo dejaron solo. Mateo 26:36-46 “36 Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy allí para orar». 37 Se llevó a Pedro y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y comenzó a afligirse y angustiarse. 38 Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo». 39 Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». 40 Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos”.

Todos hemos experimentado este sentimiento en alguna ocasión, pero ver cómo el mismo Jesús les dice que tenemos que sujetar al cuerpo porque es débil, ya que él estaba sintiendo la soledad, el miedo, el terror y la soledad que venía. Él experimentó lo mismo que nosotros alguna vez en nuestra vida experimentamos, Él sabe cómo nos sentimos.

Isaías 53: 3-6 lo presenta de una manera muy clara: “3 Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó.4 Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó, fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios, ¡un castigo por sus propios pecados! 5 Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados. 6 Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el SEÑOR puso sobre él los pecados de todos nosotros”. Ésta es nuestra esperanza de vida, el varón experimentado en dolores está ahí para guiarnos, dirigirnos, fortalecernos, amarnos y más que todo acompañarnos en el proceso así que NO ESTÁS SOLO/A.

Si cambiáramos nuestra manera de ver o al menos dejáramos de pensar tanto en nosotros y pusiéramos a Dios primero, entenderíamos tantas cosas reveladas, enigmas descifrados, dudas aclaradas, preguntas serían respondidas; si tan solo tomamos la decisión de afrontar el tiempo de soledad más que como un proceso de tortura, de tristeza y muchas veces hasta de autocompasión como el momento perfecto para crecer, para permitirle a la hermosa Trinidad trabajar con nuestras vidas, libertar nuestras mentes de ataduras y limitaciones que no les permite forjarnos a Su imagen y semejanza, gozaremos mejor del tiempo de soledad.

Así como Jesús en el Getsemaní pidió no pasar por la situación que se avecinaba y que traía consigo dolor, daño corporal, físico y hasta espiritual, fatiga, tristeza, soledad, etc., pero tuvo el valor de apartarse y declararle al Padre todo lo que estaba sintiendo, porque tenía la costumbre de buscarlo, de consultarlo, de permitirle dirigirlo y eso le ayudó a entender que aunque su cuerpo era débil la voluntad de Aquel que él más amaba era perfecta y que aunque por un poco de tiempo estaría atravesando por lo más difícil de su vida, al final la recompensa sería mayor por su obediencia y su sujeción a la voluntad del Padre.

¿ Cómo te hace sentir saber que Jesús conoce lo que estás viviendo?

  • Entendido
  • Aliviado
  • Respaldado
  • Fortalecido
Aplicación
Podemos entender que muchas veces la soledad es algo muy poco agradable y que llega cuando menos lo esperamos. Pero, si hacemos la costumbre de apartarnos del bullicio de nuestras vidas, cuando llegue el momento de esa época que vemos gris, obscura y triste quizás en un principio no entenderemos qué ocurre, pero tendremos la oportunidad de hacer aquello que ya hemos añadido a nuestras vidas: buscarlo, estar atentos a escuchar Su voz, Su dirección. Y tal como Jesús en el Getsemaní poder experimentar todo los sentimientos que se van a expresar a flor de piel pero tener esa valentía, fuerza y rectitud de decir tal como Jesús: “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

En Apocalipsis 3:20-21 nos dice: “20 »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos. 21 Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono”. Wow! Él es todo un caballero, él llama y espera tu respuesta no te fuerza, no te obliga pero cuando has seguido su ejemplo es sencillo: abrir la puerta y cenar con él porque es la única manera de crecer y lograr que nuestra vida vaya a otro nivel. Entrar en intimidad con él es lo más hermoso que podemos vivir además de que es de gran bendición para nosotros, si se fijan aunque suframos un poco, al final tendremos la recompensa.

¿Qué necesitas para ver a Dios en la soledad?
  •  Busca un lugar intencional para encontrarte con Él.
  • Apártate del bullicio con la intención de encontrarte con Él.
  • Lee Su Palabra con la intención de encontrarlo o de que te instruya.
  • Disponer en tu corazón realmente escucharlo.
Conclusión
Con toda certeza podemos ver que todo lo anterior se logra al ser intencionales en nuestra manera de vivir, pensar y actuar. El significado de intención hace referencia a cosa que una persona piensa o se propone hacer. Idea que se persigue con cierta acción o comportamiento. Eso creo que es lo que necesitamos hacer para poder ver a Dios en medio de la soledad, prepararnos con intencionalidad en Su Palabra, en Su Presencia y con Su Guianza para en el momento más difícil de nuestras vidas poder decirle: “Padre que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
 
Escrito por: Tatiana Muñiz
 
 

Lectura Bíblica 
Mateo 6:6 NTV

“Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu
Padre en privado. Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará”.

Para Discutir

  • ¿Qué es la soledad?
  • Ausencia de ...
  • Falta de ...
  • Espacio para ... 
  • Necesidad de ...
Orar Por
  • Un deseo ferviente de estar en Su Presencia y de conocerle.
  • Por fortaleza en los momentos que los sentimientos quieren dominarnos.
  • Para que nuestra dependencia de Él aumente cada día más.
  • Para que nos provea sabiduría y podamos comprender Su voluntad y ejercerla.
 
 
 
 

Lectura Bíblica
Efesios 1:4 NTV

“Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo
para que seamos santos e intachables a sus ojos”.

Para Discutir

  •  ¿Qué viene a tu mente cuando oyes la palabra soledad? (Pregunte a cada niño según su edad)
    •  Dolor
    • Miedo
    • Tristeza
Estudio
Por ejemplo, cuando decides comer unos chocolates o tu postre favorito a solas porque te encanta hacerlo de esa manera, está bien. Pero sentirte invisible ante otros no es algo agradable ni bueno, incluso es muy peligrosa esa actitud. Quiero que entiendas que Dios no quiere que te sientas así porque Él te ama y lo menos que quiere es que tú pienses o sientas que estás solo/a
 
“Dios nos amó y nos eligió en Cristo”. Wow, qué buena noticia! Desde que todo fue creado por Dios, ya Él te amó y me amó a mí también. Nada, pero nada es más grande que Su Amor. Desde hoy y con toda seguridad debemos saber que NO estamos solos, que Dios está con nosotros siempre. Salmos 27:10 dice: “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el SEÑOR me mantendrá cerca”.
 
Aleluya! Alabado sea nuestro Dios y Padre Celestial. (Repitamos todos a una voz) GRACIAS PADRE CELESTIAL POR AMARME Y NUNCA DEJARME SOLO! Amén.
 
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