"Total Dependencia De Jesús"
Estudio La dependencia se define como un estado mental y físico en el que una persona necesita un estímulo determinado para poder alcanzar una sensación de bienestar. Podemos depender de nosotros mismos, de nuestras capacidades, de otras personas ( parejas, familia, amigos, etc.) e incluso de ciertas cosas como las posesiones materiales o el dinero. Al darnos cuenta de que ni aun nosotros mismos somos capaces de cumplir con todas las expectativas que tenemos, provocando en nosotros agobios, angustias, estrés, enfermedades y cansancio físico y mental, entre otros. Todos esas son señales de que no estamos dependiendo de Dios.
Cuando no dependemos totalmente de Dios:
- Las dudas, los temores y las preocupaciones ocupan nuestra mente robando nuestra paz.
- Los pensamientos negativos empiezan a controlarnos.
- Vivimos de frustraciones en frustraciones.
Aplicación
La Palabra nos dice que “Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en la gente” (Salmos 118:8). O sea, que nuestra confianza debe estar en Dios y que es de Él que debemos depender. La dependencia es un hábito y como tal, debemos desarrollarlo. Para aprender a depender totalmente de Dios necesitamos confiar en Él, y saber que en Él siempre estamos seguros. De manera que para lograrlo tenemos que conocer a Dios, intimar con Él y creerle siempre, por encima de toda circunstancia y toda situación, sabiendo que Él es fiel y nos guardará. Isaías 26:3 nos dice: “¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos!” Cuando veamos que nuestra dependencia no es en Dios debemos alabar a Dios, clamar a Él, reprender en el Nombre de Jesús todo pensamiento negativo que tengamos y llenarnos de la Palabra. Solo así lograremos someter nuestros pensamientos a la obediencia de Cristo. Solo así podremos vivir dependiendo totalmente de Dios. Sabiendo que nuestro campo de batalla es la mente, recordemos el versículo que dice: “Humíllense delante de Dios. Resistan al diablo y huirá de ustedes” (Santiago 4:7).
Cuando vivimos en total dependencia de Dios:
- Vivimos una vida de oración y comunión con Él.
- Le damos a Dios el primer lugar en todos los aspectos de nuestra vida.
- Podemos rechazar todos los pensamientos negativos que nos llegan a nuestra mente en el Nombre de Jesús.
- Recibimos de Dios fuerzas y la paz que solo proviene de Él.
Conclusión
No podemos depender de Dios si no le conocemos, por lo tanto necesitamos orar, que es hablar con Él y contarle nuestras inquietudes, problemas, temores, etc. Tomarnos un tiempo de reflexión para escuchar por medio del Espíritu Santo lo que Dios quiere hablarnos. Anhelar y escudriñar las Escrituras, pues son la Palabra de Dios y por medio de ella conoceremos Su voluntad. Entrega al Señor todo lo que haces, confía en Él y Él te ayudará. Jesús dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso, Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana.” (Mateo 11:28-30). !Qué más podemos hacer si lo único que nos llena de paz es vivir en dependencia total de Jesús!.
Escrito por: Linda Vélez
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