"¿Quieres Tener Sanidad?"
Estudio El ser humano fue creado por Dios a Su imagen y para vivir en comunión con Él. El pecado interrumpió la comunión que el hombre tenía con Dios y trajo al hombre muchas consecuencias, entre ellas las enfermedades. Más el plan de Dios va por encima de todas las artimañas que el enemigo pueda planear. No tenemos que vivir separados de Dios, muertos espiritualmente y padeciendo física y espiritualmente. Dios envió a Su Hijo Jesucristo para pagar por nuestros pecados y poder así recuperar lo que el pecado nos quitó. La Palabra nos dio la profecía en Isaías 53:5 sobre Jesucristo: “Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz; fue azotado para que pudiéramos ser sanados”. Preguntémonos; ¿valdrá la pena vivir muertos espiritualmente, llenos de enojos, rencores, amarguras, tristezas, ansiedades, sin esperanza, depresiones, enfermedades, etc. cuando Dios anhela que volvamos a Él?
¿Cómo es la vida del hombre separado de Dios?
- Vive tratando de hacer frente a todas las adversidades solo.
- Vive muerto espiritualmente, pues el pecado lo separa de Dios.
- Es propenso a sufrir de desesperanza, tristezas, amarguras, entre otras cosas, cuando no consigue de la vida lo que esperaba.
- Vive enfermo, sin fe y sin esperanza.
Aplicación
Cuando reconocemos que somos pecadores y aceptamos el sacrificio en la Cruz para el perdón de nuestros pecados, entonces recibimos el perdón de Dios y pasamos a ser adoptados en Su familia. Es ahí que comienza en nosotros nuestra sanidad; pasamos de muerte a vida, vida espiritual, con acceso directo a Dios por medio de Jesucristo. El Espíritu Santo nos convence de pecados y nos guía de manera tal que cada día de nuestra vida vamos abandonando las prácticas que hacíamos que a Dios no le agradan y en cambio vamos pareciéndonos más a Cristo. La obediencia y la comunión diaria con nuestro Padre Celestial nos da la paz que necesitamos para poder vivir sin que nuestro corazón se dañe. En Éxodo 23:25 Dios nos dice: “Sirve solamente al Señor tu Dios. Si lo haces, yo te bendeciré con alimento y agua, y te protegeré de enfermedades”. También nos dice en Proverbios 4:20-22 “Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón, pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo el cuerpo”. Dios quiere nuestra sanidad espiritual, emocional y física, y aunque nuestro cuerpo físico se vaya desgastando, nuestro espíritu va fortaleciéndose cada día más mientras le creemos, adoramos, obedecemos y servimos a Dios. El corazón contento alegra el rostro más el corazón quebrantado destruye el espíritu (Proverbios 15:13). Dios es el que sana nuestro corazón, nada ni nadie puede darle vida a nuestro espíritu sino sólo Él.
Cuando le permitimos a Dios ser el Señor de nuestra vida:
- Vivimos en paz, sabiendo que Dios está en control.
- La comunión con Dios nos da la sanidad a todo nuestro ser.
- Sabemos que el Espíritu Santo es nuestro ayudador.
- Clamamos a Dios por su ayuda y Él nos devuelve la salud.
Conclusión Dios nos ha dado vida y en la Biblia se nos proveen todas las promesas que Dios tiene para nosotros. Leamos y escudriñemos la Palabra y hagamos nuestras todas las promesas de Dios. Aprendamos a vivir por la Verdad y no por las circunstancias que nos puedan rodear. En Dios estamos completos, en Él no hay enfermedad, ni llanto, ni dolor. Jesús, antes de morir les dio autoridad a Sus discípulos de orar por sanidad; nuestra oración de fe puede mucho. En Marcos 10:51-52 Jesús le pregunta al ciego: “¿Qué quieres que haga por ti?". A lo que el hombre le contesta: Mi Rabí, ¡quiero ver! Y Jesús le dijo: Puedes irte, pues tu fe te ha sanado. Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino. Igual nos pregunta hoy: ¿Qué quieres que haga por ti? Aprovechemos, Él quiere nuestra sanidad. Vivamos alabando y glorificando a Dios por todo lo que ha hecho y aun hará en nosotros.
Escrito por: Elizabeth Díaz
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