El Poder De La Oración
Estudio El término “clamar” aparece constantemente en la Biblia. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, el clamor es un grito que se pronuncia con fuerza, o una voz suave que se eleva en momentos de aflicción.
Todas las veces en las que se habla en la Biblia acerca del clamor, la idea que transmite el texto bíblico es la de esa oración.
En Mateo 7:7-11 podemos encontrar una oración eficaz: “Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta. Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? O si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan”.
Jesús conocía la importancia de la oración y la practicaba con regularidad. Se iba solo con frecuencia para estar en comunión con Dios. Después recibía la dirección y la fuerza necesaria para realizar la obra de Su Padre.
Al enseñar acerca del poder de la oración, Jesús utilizó tres palabras para ayudarnos a orar de manera efectiva:
Debemos venir a Dios con nuestras peticiones. Al hacerlo, estamos reconociendo tanto nuestra necesidad como la capacidad de Dios de atenderla. El Señor Jesús nos asegura que toda petición será concedida en conformidad con lo mejor que tenga el Padre celestial para nosotros y para otras personas.
A veces el Señor nos pide que nos involucremos en la situación por la que estamos orando. Por ejemplo, podemos estar pidiéndole que nos ayude a encontrar un nuevo empleo. Él quiere que busquemos su instrucción y su guía, pero también que demos pasos prácticos para descubrir nuevas oportunidades.
Para llevar a cabo el plan del Padre celestial nos encontraremos con obstáculos en el camino. Para vencerlos, es posible que tengamos que orar de manera sostenida y persistente. Llamar implica un nivel de fuerza que se aplica para que la puerta se abra. Una vez que Dios presente la solución, ya no necesitamos seguir pidiendo. Cuando el Señor abre un camino, debemos andar por éste.
¿Alguna vez has sentido algo en tu corazón, pero no has sabido cómo orar por ello?
Yo entiendo que a todos nos ha pasado esto, pero cuando no oramos o dejamos de hacerlo nos puede traer unos efectos no muy buenos:
- La falta de oración ignora el don de intercesión que Dios nos ha dado.
- La falta de oración es un desacato al mandato de Dios.
- La falta de oración debilita nuestra capacidad para escuchar a Cristo.
A mí personalmente me impactó muchísimo cuando Jesús les enseña a orar a Sus discípulos. Incluso aquellos discípulos que caminaron estrechamente con Jesús en los días de Su ministerio terrenal buscaron ayuda en su vida de oración. La oración no era algo que les resultara natural a sus discípulos algo que para muchos de nosotros ha sido normal. Tuvieron que aprenderlo, así como cada uno de nosotros lo hemos aprendido o lo aprenderemos. Lo miramos en Lucas 11:1-4 y dice: “Una vez, Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se le acercó y le dijo: —Señor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus discípulos. Jesús dijo: —Deberían orar de la siguiente manera:» Padre, que siempre sea santificado tu nombre. Que tu reino venga pronto. Danos cada día el alimento que necesitamos y perdónanos nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros. Y no permitas que cedamos ante la tentación.”
La oración es el alma del caminar del cristiano con Dios. La oración nos conecta con Dios, la oración es una forma eficaz para amar y conectarse con los demás, y la oración deja un lugar en el corazón de aquel que ora para oír la voz clara de Dios. La Biblia dice: "Nunca dejen de orar" (1 Tesalonicenses 5:17), entonces cualquier otra cosa diferente a una actitud permanente de oración y comunión con Dios, es pecado. Cualquier cosa que interrumpa nuestra conexión con Dios o conduzca a la autosuficiencia, es un error.
Aplicación
La oración es nuestra opción de salvación y conexión con Dios. Cristo mostró lo opuesto de la falta de oración en su caminar acá en la tierra y nos mostró cómo llevar una vida llena de oración. La oración diaria puede bendecirte a ti, a tu familia y a aquellos por quienes oras. También puede traer más paz a tu vida y ayudarte a aprender más del plan de Dios para ti. Aquí encontrarás 10 maneras en las que la oración puede mejorar tu vida, comenzando desde hoy.
La oración es muy poderosa en Santiago 5:16 nos dice: “Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos”.
Aquí vemos el poder de la oración. ¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas. ¿Alguno está enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Una oración ofrecida con fe sanará al enfermo, y el Señor hará que se recupere; y si ha cometido pecados, será perdonado.
¡Ese clamor y la oración es tan precioso para el Señor, y es tan liberador para nuestras vidas!
Existen muchas razones súper importantes para la oración y que nos acercan más a Dios:
- La oración auténtica permite una sumisión en la que el Espíritu Santo puede interveni en nuestro crecimiento.
- Hay satisfacción en estar en un nivel en el proceso de aprendizaje espiritual que Dios desea.
- La belleza del amor de Dios es que Él puede conducirnos a destinos en la vida más allá de nuestra imaginación.
Dios promete estar atento a nuestras oraciones: “Es cierto, pídanme cualquier cosa en mi nombre, ¡y yo la haré!” Juan 14:14.
Las oraciones de Jesús nos permiten conocer Su naturaleza, Su corazón y Su misión en la tierra. Las oraciones de Jesús también nos ayudan y nos alientan en nuestra propia vida de oración. Pero mucho más importante que dónde oró, cuándo oró y en qué posición oró, es el hecho de que si oramos a Dios, Él nos escucha.
Conclusión
A través de las escrituras, vemos muchos ejemplos del Señor obrando milagros como respuesta a una oración. En los tiempos del Antiguo Testamento, el profeta Daniel fue echado al foso de los leones porque se rehusó a dejar de orar. Cuando oró a Dios en el foso de los leones, ángeles aparecieron y cerraron la boca de los leones. Mediante la oración diaria, tú puedes experimentar milagros personales, tales como la sanación, la paz y el perdón de tus pecados. Al orar diariamente, invitas al Espíritu Santo a que esté contigo y a que te consuele y te guíe. El Espíritu Santo puede darte respuestas, ayudarte a sentir el amor de Dios y traer un sentimiento de paz y gozo a tu corazón.
Escrito por: Alfredo Arroyo
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