Alabo, Adoro y Honro A Dios
Estudio ¿En qué consiste la alabanza? Cuando mencionamos esta palabra, seguramente a nuestra mente viene la idea de la música. Y esto es verdad en parte, porque la alabanza incluye la música, pero abarca mucho más aspectos. El Salmo 9:11 nos dice: “Canten alabanzas al SEÑOR, que reina en Jerusalén. Cuéntenle al mundo acerca de sus inolvidables hechos”. Hebreos 13:15 dice: “Por lo tanto, por medio de Jesús, ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual proclamamos nuestra lealtad a su nombre”.
Y qué es lo que nos quiere enseñar Dios en estos versículos: Dios quiere que nosotros seamos como ese niño que se alegra cuando ve a su papá que se ha ido por un tiempo y corre a su encuentro, que se ríe y demuestra sinceramente el aprecio y amor que siente por su papá. Es como cuando un esposo ama a su esposa y cuando van abrazados por la calle, quisiera que todos se den cuenta cuánto ama a su esposa, que se den cuenta cuán bella es. Eso es alabar a Dios, que el mundo entero diga cuán grande es el Dios de los cristianos, cuánto ha hecho por los que nos sirven.
Dios desea que cuando lo alabemos sea con alegría y júbilo, que de nuestra boca salgan expresiones de agradecimiento y de alegría. Hemos encerrado a Dios en un esfera de misterio y lo hemos alejado de esta tierra, pensando que Él no se interesa por nosotros; sin saber que Él se interesa hasta en el más mínimo detalle de nuestra vida, hasta la más mínima expresión de agradecimiento que pueda salir de nuestros corazones. Si buscamos en las escrituras ejemplos de la alabanza, encontraremos muchos, porque el pueblo de Israel tenía una forma sincera de alabar, como lo dice la Biblia en Salmo 47:1: “Vengan todos! Aplaudan! Griten alegres alabanzas a Dios!” Mientras que la adoración es una palabra que tiene su origen en el griego “proskuneo”, que significa literalmente postrarse, besar. La adoración consiste en bajarnos del trono de nuestras vidas y dárselo a Él para que reine en todos los aspectos de nuestra vida. La adoración debe ir de la mano junto con la alabanza, porque de la adoración dependerá nuestra comunión con Dios. Adorar a Dios significa darle el lugar que se merece, reconocerlo como nuestro Creador, como nuestro Salvador personal, no servirá de nada todo lo que podamos cantar, hacer o decir, si no le entregamos la mejor adoración con un corazón rendido a Él.
Volviendo a la ilustración del niño que ve a su papá, diríamos que la adoración es como cuando el niño después de festejar la llegada de su papá, se sienta en sus piernas y le dice personalmente cuánto le ama. En la expresión musical, sería como el canto/música que nos guía a la Presencia de Dios, que nos permite meditar y hablar con Dios íntimamente. Adorar a Dios es la actividad más noble e importante que el ser humano puede realizar. Fuimos creados para eso. Un adorador es alguien que tiene una relación personal con Dios al que ama intensamente. Por lo tanto, si la adoración nos surge como una respuesta genuina de nuestro amor a Dios, todo lo que hagamos no pasará de ser simples ritos religiosos fríos y secos, carentes de significado y que de ninguna manera agradarán a Dios.
Adorar a Dios implica también sumisión y obediencia. No podemos adorarle sin haber rendido previamente nuestra voluntad ante Él para servirle en todo cuanto nos manda. Honrar a Dios se origina en nuestros corazones y se refiere al valor que personalmente le damos a Él. Honrar es alabar, estimar, respetar, obedecer y dar la gloria a Dios; lo honramos por el agradecimiento y respeto que le tenemos, por el amor que le tenemos, por lo que Cristo hizo en nuestras vidas.
Hay un refrán que dice: “muéstrame a quién honras y te muestro el tipo de persona que eres”. ¿Qué tipo de persona quieres ser? Si honras a Dios recibirás honra. Honra en griego es “timao”, que significa tener una actitud de honra hacia alguien, tener una gran estima, considerarlo apreciado, con gran valor. La honra expresada con palabras y sin hechos, no es honra. Podemos honrar a Dios de diferentes formas como son: nuestro testimonio, nuestras palabras, nuestro dinero, nuestra alabanza, nuestra adoración.
Como padres, estamos enseñando y formando una generación de adoradores?
- ¿Cuánto tiempo dedicas para alabar y adorar a Dios?
- ¿Cuánto tiempo dedicas para alabar y adorar a Dios?
- Reflexiona sobre lo que Dios te ha regalado a través de Jesús: la adoración, la alabanza y la honra. Compártelo en familia!
Aplicación
Dios promete darnos honra cuando nosotros lo honremos. La honra trae bendición a nuestra vida y prosperidad, sanidad, etc. La mejor y primera forma de honrar a Dios es aceptando lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Adorar es honrar a Dios en la totalidad de nuestra vida, dejar que nuestro yo muera y permitir que Cristo gobierne nuestra vida. Es decir personalmente que le amamos. Y la alabanza es la demostración pública de las grandes maravillas que Dios ha hecho por nosotros! Es la música alegre, la fiesta espiritual, el gozo y el júbilo; la adoración nos lleva a entregarnos completamente a Dios, y una vez que hemos estado en Su Presencia salimos llenos del gozo y la felicidad que Él solo nos puede dar y podemos alabarlo y contarle a todo el mundo de Su gran Amor.
Te invito a que desarrolles un altar familiar, donde sea un encuentro agradable con Dios y tu familia. Donde puedas adorar y alabar libremente a Dios, utilizando tu voz para cantarle, escuchando su voz, leyendo la biblia, disfrutando la creación de Dios, sirviendo con adoración a los que amas.ción, pero las recompensas en la tierra son evidentes en paz, gozo y una vida abundante.
- Como iglesia, reflejemos el amor de Dios y que nuestra adoración sea puesta por obra.
- Como hijos de Dios, no dejemos de adorar con toda nuestra mente, nuestra alma y nuestro ser.
Conclusión
Debemos aprender a adorar con un corazón correcto, un corazón que se acerque a Dios y que reconozca que es el Centro de nuestras vidas. No adoramos a Dios para ser bendecidos, pero indudablemente lo somos en la medida en que lo hacemos. No cabe duda que a través de la adoración encontraremos gozo, satisfacción, propósito para nuestras vidas y por lo tanto bendición. Además, la adoración nos transforma y nos prepara para la Vida Eterna. Porque ya sabemos que esta será nuestra ocupación primordial en el cielo. Cuando nos unamos al coro de millones de seres que ya le están adorando. Así que, la adoración nos prepara para lo que seremos eternamente.
Escrito Por: Mónica Sosa Carapia
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