Jesús Nos Llama A Vivir Una Vida Mayor
Estudio “Cada nombre tiene una historia, y cada historia es importante para Dios.” —Pastor Craig Groschel.
Cuando Jesús nos llamó a vivir una vida mayor significa experimentar una vida plena, guiada por la obediencia, el servicio y la comunión con Dios. Es dejar atrás los deseos del mundo para enfocarse en la fe y en el propósito divino, permitiendo que su amor transforme nuestro corazón. De esta manera, alcanzamos una vida con verdadero sentido y la promesa de la eternidad junto a Él.
Díganme, ¿cuál sería tu respuesta si es que hoy te encontraras cara a cara con Jesús, y ÉL te preguntará qué has hecho con el tiempo que te ha dado en esta tierra? ¿Tu respuesta sería tal que te hiciera merecedor/a de la respuesta de Jesús “buen siervo y fiel”? ¿Estás viviendo tu vida mayor, aprovechando al máximo cada momento que Jesús te ha regalado? o ¿has estado desperdiciando el tiempo que tenemos en esta tierra para buscar solo lo que te causa placer? Jesús no vino solo para salvarnos del pecado, sino para invitarnos a una vida nueva y mayor. Él no ofrece una simple mejora a nuestra vida pasada, sino un cambio profundo y radical. Juan 10:10: “mi propósito es darles una vida plena y abundante.”
- Una vida mayor es una vida con propósito.
Jesús no nos llama a la mediocridad espiritual, sino a vivir con visión eterna. En Mateo 5: 14-16 nos dice que somos luz del mundo y sal de la tierra; esto significa influencia, responsabilidad y misión.
- Una vida mayor es una vida en libertad.
Romanos 6:22 nos recuerda que, ahora libres del pecado, podemos vivir para Dios. El pecado ya no es nuestro amo; Cristo nos da victoria para caminar en santidad.
- Una vida mayor es una vida de amor.
Jesús nos enseña que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro ser y al prójimo como a nosotros mismos. Mateo 22: 37-39 No se trata solo de sentir amor, sino de mostrarlo con acciones.
- Una vida mayor es una vida en el poder del Espíritu Santo.
Hechos 1:8 nos promete poder para ser testigos. No vivimos una vida abundante por nuestras fuerzas, sino por la presencia del Espíritu en nosotros.
En otras palabras, vivir una vida mayor no es tener más cosas, sino tener más de Dios en nosotros, dejando que Él gobierne cada área, desde nuestras decisiones hasta nuestras relaciones.
No vivir una vida “mayor” en Cristo puede tener varias consecuencias espirituales y personales. Algunos posibles resultados son:
- Vacío interior: Sin una relación con Cristo, muchas personas experimentan un sentimiento de insatisfacción o falta de propósito, aunque tengan éxito material o reconocimiento.
- Falta de dirección: Sin la guía de Dios, las decisiones pueden basarse sólo en emociones o deseos momentáneos, lo que puede llevar a errores o arrepentimientos.
- Debilidad ante las pruebas: La fe en Cristo fortalece en los momentos difíciles; sin ella, es más fácil caer en la desesperanza o la ansiedad.
- Relaciones superficiales o dañadas: Al no reflejar el amor y el perdón de Cristo, las relaciones pueden volverse egoístas, conflictivas o distantes.
- Distancia espiritual: Separarse de Cristo implica perder la comunión con Dios, lo que la Biblia describe como una vida espiritual apagada o sin fruto.
Aplicación
Nuestra vida en esta tierra es breve. Solo disponemos de algunos años ya que la expectativa de vida es de alrededor de 80-90 años, eso es todo. Siempre existe la posibilidad de que sea mucho menos. En tu caso y en el mío, no lo sabemos. No quiero provocar miedo ni ansiedad, o hacerte sentir culpable por nada, pero deseo que seamos conscientes de esto. Aunque no nos gusta pensar en ello, es necesario reflexionar sobre qué estamos haciendo con el tiempo que Dios nos ha dado.
Hay un pasaje en Eclesiastés que por mucho tiempo no tenía sentido, que no entendía, hasta que experimenté pérdidas dolorosas en mi vida. El pasaje dice lo siguiente: “Vale más pasar el tiempo en funerales que en festejos. Al fin y al cabo, todos morimos, así que los que viven deberían tenerlo muy presente. Es mejor el llanto que la risa, porque la tristeza tiende a pulirnos.” Eclesiastés 7: 2-3
Para vivir esa vida mayor que Jesús nos llama a vivir, necesitamos:
- Rendirle el control total a Cristo. No podemos experimentar lo pleno mientras seguimos reteniendo áreas de nuestra vida. Él debe ser el Señor, no solo el Salvador.
- Buscar diariamente su presencia. Una vida mayor nace de una relación mayor. La oración, el estudio de la Palabra y la comunión con otros creyentes fortalecen nuestra fe.
- Servir con gozo. Jesús nos llama a vivir para algo más grande que nosotros mismos: servir a otros, ser testimonio, extender el Reino. La grandeza se mide por cuánto amamos y servimos.
- Vivir con esperanza eterna. Una vida mayor no está limitada por lo que vemos; confiamos en que Dios tiene planes de bien y un destino glorioso para quienes le aman (Jeremías 29:11, Romanos 8:18).
Conclusión Jesús no nos llama a una vida común, sino a una vida transformada, abundante, mayor que cualquier sueño terrenal. Esa vida mayor no se basa en riquezas ni en posición social, sino en una relación viva con Él, en caminar en su propósito y dejar que su amor fluya a través de nosotros.
Hoy, Cristo te llama a dejar atrás lo pequeño, lo temporal, lo vacío, y a entrar en lo eterno, lo pleno y lo significativo. Responde a su llamado. Vive la vida mayor para la cual fuiste creado. Cuando no vivimos en Cristo, nos desconectamos de la fuente de vida. Al igual que una rama separada del árbol, el alma sin Jesús se marchita poco a poco. Solo al permanecer en Él encontramos dirección, propósito y fruto duradero.
Escrito por: Alfredo Arroyo
|