"Avivamiento Familiar"
Estudio El significado bíblico de avivamiento se refiere a volver a dar vida a algo, a dar energía a un deseo o a una causa. Para los cristianos un avivamiento es el estar encendidos por Dios y para Dios, y que nuestro amor por Él sea constante, de manera que podamos cumplir con los dos grandes mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu mente y con toda tu alma” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:30-31). Necesitamos vivir constantemente el primer amor, esa pasión que sólo Dios pone en el hombre cuando pasamos de muerte espiritual a vida en Cristo. El avivamiento familiar comienza con nosotros, cuando dejamos de vivir para nuestro propio interés y deseo y, le pedimos a Dios que “avive Su obra” en nosotros. Hoy vemos cómo muchas familias van en decadencia y, cómo hijos de Dios tenemos la responsabilidad de traerle a nuestra familia el mensaje de Salvación, no a nuestra manera, sino a la manera de Dios, recordando que los nuestros son parte de la herencia que Dios nos ha dado, pues herencia de Jehová son los hijos (Salmos 127:3). Que vean en nosotros el amor de Dios y la necesidad que todos tenemos de Él. Una señal de que necesitamos un avivamiento es cuando damos más importancia a las situaciones y problemas que se nos presentan que a la verdad de Dios; cuando vemos que nos falta la fe. Sabemos que vivimos en avivamiento cuando podemos ver a Dios trabajando de forma soberana a nuestro favor. El verdadero avivamiento nace en el corazón del hombre cuando Dios nos da vida
¿Qué nos sucede cuando no vivimos en avivamiento?
- Dejamos de vivir el primer amor.
- Nuestro amor se va enfriando pues nos desconectamos del verdadero amor, que es Dios.
- Estamos viviendo una religión y no una relación con Dios.
- No podemos ser usados por Dios para alcanzar a los nuestros.
AplicaciónEl avivamiento, sea personal, familiar, de la iglesia, etc. es obra del Espíritu Santo. Nuestro deber es reconocer que somos pecadores y arrepentirnos de nuestros pecados, permitiéndole así al Espíritu Santo hacer Su obra en nosotros. Entonces viviremos el avivamiento, gozosos en la Palabra, en la oración y en el amor de Dios manifestado en nuestras vidas, de manera que todos los miembros de nuestra familia, en su momento, reciban la misericordia, el amor y la Salvación de sus almas por medio del sacrificio de Cristo y Su resurrección. No nos cansemos y reconozcamos la importancia de no permitir que la dejadez, los problemas, las circunstancias y el pecado nos alejen de Dios. Recordemos que nuestra familia ve a Cristo por medio de nosotros, seamos dóciles al Espíritu para poder ser instrumentos efectivos de Dios.
Cuando vivimos en avivamiento:
- Reconocemos nuestros pecados y nos arrepentimos.
- Volvemos al primer amor; la comunión con Dios, el estudio de la Palabra y la obediencia.
- Cuidamos nuestro testimonio para no ser piedra de tropiezo a los nuestros.
- Nos presentamos ante Dios limpios por Su perdón y motivamos a nuestra familia para
que también busquen a Dios en medio de sus circunstancias.
- Eventualmente veremos en cada miembro de nuestra familia la obra redentora de Cristo.
Conclusión
Reconozcamos que sólo podemos vivir el avivamiento cuando reconocemos nuestros pecados y nos arrepentimos. Cuando volvemos al primer amor siendo humildes y obedientes a Dios, el Espíritu Santo, que es quien nos convence de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8), trabajará en nuestras vidas y podremos ser un instrumento útil para la obra de Dios. Recordemos que Dios da gracia al humilde y mira de lejos al altivo (Salmos 138:6). Viviendo en el fuego de Dios, en el avivamiento, tendremos la certeza de que Dios tendrá misericordia de los nuestros, así como la tuvo de nosotros. Recordemos que nuestros hijos son herencia de Dios, no nos cansemos de orar por ellos.
Escrito por: Linda Vélez
|