Las Bienaventuranzas
Estudio La Biblia es un compilado de escritores dándonos palabras de aliento, fuerza y esperanza para poder llevar una vida espiritual enfocada en la promesa de una vida eterna junto al Padre celestial. Pero cuando esas palabras llegan directamente del Autor y Consumador de nuestra salvación, nuestro Señor Jesucristo esas son palabras mayores. Es como si esas palabras tomaran vida, ya que realmente vienen de Él, pero más que ser palabras de fuerza son de promesas que Él nos hace.
Sin merecer nada, Él en su infinito amor, nos da promesas de una recompensa si atravesamos alguna de estas situaciones. Situaciones que Él tiene el conocimiento de que sí pasaremos por varias, sino cada una de ellas. Tener la certeza de que no estamos solos, que Él estará con nosotros dándonos fuerza, ánimo y aliento de que Él está ahí no tiene comparación.
Luego de dar todas estas promesas, nos dice en Mateo 28:20: “Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. ¿Qué más necesitamos? Él, que es un varón experimentado en dolores, quién es quién fue y quién será. En Él está el principio y el fin, quien ganó con precio de sangre tu salvación y la mía te promete que estará junto a ti y tan solo te pide que le busques; que te llenes de Él, que le abras espacio en tu vida y le des permiso a reparar lo que tú mismo has dañado. Él está dispuesto a arreglarlo, si tan solo se lo permites!
Es maravilloso ver cómo Dios tiene el cuidado de mencionar cada una de las necesidades que el hombre atravesará en la vida, y cómo Él recompensará cada una de ellas. Expresa con cada una de ellas cómo cada fibra, cada rasgo, cada espacio de nuestra vida está siendo vigilada muy de cerca por Aquel que nos creó y nos dio un propósito. Que a pesar de que todos nos hemos alejado del propósito que Dios nos ha dado, aún así Él hace provisión para atraernos a Él, para que nos reencontremos con su infinito amor. No para que tengamos sentido de culpa o de minusvalía, sino para que entendamos que no hay nada que nos pueda alejar de Él.
Romanos 8: 38-39 nos dice: “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor”. Es sorprendente cómo un hombre con el pasado de Pablo, antes conocido como Saulo de Tarso, puede reconocer que no hay nada creado que lo pueda separar de su Amado, del que en su peor momento lo encontró, lo confrontó y lo rescató.
¿Qué necesitas para recibir estas bienaventuranzas?
- Reconocer quién es tu Dios.
- Aceptar que sin Él no somos nada.
- Conocer al Espíritu Santo, al Consolador que te ayudará.
- Buscar una relación con Dios.
- Seguir los pasos que el Cordero de Dios marcó en la tierra.
- Trabajar con morir a nuestra voluntad y vivir en la del Padre.
- Ser honestos con nosotros mismos, para no caer en la actitud y estilo de vida incorrecto y llevar una vida de oración.
- Conocer el amor del Padre, para vivir a través de Él y de su corrección.
Aplicación
Juan 15: 1-4 dice: »Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más. Ustedes ya han sido podados y purificados por el mensaje que les di. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí”. Cada palabra que Cristo profesó en la tierra fue, es y será siempre con el propósito de que se hagan eco en nuestras vidas para fortaleza de carácter, para cimentar correctamente nuestra identidad en Él y para Él. En cada una de sus palabras dejaba por sentado que su prioridad somos cada uno de los que le aceptamos como Salvador. Y es tan maravilloso ver cómo en este verso te deja claro que solo estando en Él puedes ser renovado, fortalecido y transformado. Y establece que cada “poda” que ocurra, con esto se refiere a cada situación incómoda, fuerte y retante que atravesemos; aún en esas cosas hay ganancia, porque hay crecimiento; hay aumento, aunque creas que hay reducción; hay bonanza, porque los frutos serán aumentados en tu vida para bendición personal y para bendecir a otros.
Romanos 8: 28-30 28 dice: “Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos. Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria”. No es tan solo que todo trabaja para nuestro bien, sino que el Padre nos conoce desde antes; nos escogió, nos separó y nos puso en correcta relación con Él.
¿Qué necesitas para vivir en el plan de Dios?
- Leer la Palabra de Dios.
- Orar en todo momento.
- Ayunar.
- Pedirle a Dios que traiga a tu memoria todo lo que Él ha hecho para cuidar de ti y de su propósito en ti.
- Que te dirija en la dirección de depender más en el Espíritu Santo.
- Entender que necesitas ser más como Jesús para bendición de otros y no personal.
Conclusión Romanos 8: 31-34: “¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? ¿Quién se atreve a acusarnos a nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso en la relación correcta con él. Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros”. Reconocer que Dios es Único, Alfa y Omega, Principio y Fin; no hay otro como Él, está a tu lado, te seleccionó, te llamó, te limpió; te equipó y te prepara para utilizar eso con lo que te equipó.
Con este conocimiento puedes ahora internalizar quién eres, entender tu identidad, lo que se dio a cambio de tu salvación! A través de estos versos puedes ver que Dios, el Creador, no se guardó ni a su propio Hijo para rescatarte a ti. Si el mismo Creador hizo un sacrificio, ¿no crees que puedes darle tu vida? Vida que realmente es de Él, pero como es un caballero te da libre albedrío. Él lo dio todo por amor y encima te promete estar contigo y que por cada situación que atraviesas Él te recompensará o tendrás una ganancia por cada una de esas situaciones. De cualquier manera ganas si sigues a tu Creador y estableces una relación estrecha con Él. Acércate y ve lo que el Padre tiene para ti.
Escrito por: Tatiana Muñiz
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