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Tiempo Familiar - Semana 49
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"El Poder De Las Ofensas"

 

Estudio
Una ofensa es un desprecio, un insulto, una burla, un ultraje, una herida moral o física. Evidentemente es algo que disminuye la dignidad de quien la recibe y una falta de caridad o de justicia para quien la realiza según sea la gravedad. Todos nos hemos sentido ofendidos en algún momento, pero lo importante es aprender a reconocer que estamos ofendidos y tomar acción al respecto. La ofensa es una influencia muy negativa en la vida de los Cristianos pues daña nuestro corazón. Nos ofendemos porque alguien dijo o hizo algo que no nos gusta, hacemos algo que a otros no les gusta o simplemente podemos sentirnos ofendidos sin razón alguna. Ahora bien, ¿por cuánto tiempo permanecemos ofendidos? ¿Cómo reaccionamos ante las ofensas? Las ofensas comienzan con una observación, que luego se transforma en comparación, dando paso a la acusación y de ahí nace la ofensa generando una acción en respuesta. Génesis 4:6-7 nos da un ejemplo, cuando Dios confronta a Caín luego de no aceptar su ofrenda; «¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído? Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo». Las ofensas nos llevan al enojo y a la amargura, por eso es tan importante trabajar con ellas perdonando a los que nos ofenden, de esa manera no seremos dañados ni física ni espiritualmente. En Efesios 4:26-27 se nos aconseja a que no permitamos que el enojo nos controle, pues da lugar al diablo.

¿Qué sucede cuando insistimos en justificar el sentirnos ofendidos?

  • Dejamos de sentir la paz y el gozo que Cristo nos da.
  • Las ofensas nos apartan de la gracia de Dios.
  • Se nos dificulta amar a otros.
  • Las ofensas nos llevan a pecar.
Aplicación
Si somos conscientes de que las ofensas son un instrumento muy usado por Satanás para hacernos pecar, dejaremos de justificarnos cuando nos sentimos ofendidos y buscaremos la razón del por qué nos sentimos así de manera que podamos perdonar, con la ayuda del Espíritu Santo, a los que nos han ofendido. Mientras más rápido reconozcamos la ofensa y perdonemos, menos oportunidad le daremos a Satanás de dañarnos. Hebreos 12:14-15 nos insta a esforzarnos por vivir en paz con todos y a que procuremos llevar una Vida Santa, porque los que no son santos no verán al Señor. Nos estimula a cuidarnos unos a otros, para que ninguno deje de recibir la gracia de Dios. Tengamos cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual nos trastorne y envenene a muchos. Cuando perdonamos las ofensas o faltas que nos hacen, el amor florece; más si insistimos en sentirnos ofendidos, la ofensa nos separará de todos. La Palabra nos enseña en Mateo 5:43-48 a amar a nuestros enemigos, a orar por los que nos persiguen. De esa manera estaremos actuando como verdaderos hijos de nuestro Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual. Si solo amamos a quienes nos aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo. Más, si somos amables solo con los amigos, ¿en qué nos diferenciaremos de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo. Pero debemos ser perfectos, así como nuestro Padre en el cielo es perfecto. Si perdonamos a los que nos ofenden, nuestro Padre Celestial nos perdonará a nosotros, pero, si nos negamos a perdonar a los demás, Dios tampoco nos perdonará a nosotros.

¿Cómo debemos trabajar con las ofensas?

  • Debemos entender que el sentirnos ofendidos es una elección nuestra.
  • Reconocer la raíz de la ofensa y ser humildes para reconocer que todos hemos ofendido y todos necesitamos ser perdonados.
  • Alejarnos de los que promueven y/o alimentan las ofensas.
  • Al perdonar a los que nos ofenden podremos gozar de la paz y el amor de Dios.
Conclusión
Proverbios 18:19 nos dice que: “Un amigo ofendido es más difícil de recuperar que una ciudad fortificada. Las disputas separan a los amigos como un portón cerrado con rejas”. No solamente separan a los amigos, sino que las ofensas nos separan de Dios, pues ya no viviremos enfocados en Cristo sino en las ofensas que nos han hecho. Aprendamos a identificar y trabajar con las ofensas de manera que no puedan ser utilizadas por nuestro enemigo para destruirnos. Enfoquémonos en Dios y en demostrarnos un profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados. Si no amamos a nuestros hermanos que vemos, cómo podremos decir que amamos a Dios, el cual no vemos. Recordemos siempre que Dios nos ha hecho sus embajadores para mostrarle al mundo Su amor y la salvación por medio de Cristo.

Escrito por: Elizabeth Díaz

Lectura Bíblica
Colosenses 3:13 NTV

“Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros”.

Para Discutir

  • ¿Alguna vez se ha sentido ofendido?
  • ¿Cómo ha reaccionado a la ofensa?
  • ¿Reconoce que la ofensa nos daña incluso hasta físicamente?
  • ¿Ha clamado a Dios para que le ayude a dejar ese sentimiento de la ofensa o insiste en no perdonar?
Ore por 
  • Le permitamos al Espíritu Santo trabajar en nosotros sanando cualquier herida que nos puedan causar las ofensas.
  • Podamos mostrar al mundo el amor y la compasión de Dios.
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