La Falta De Identidad Y La Ausencia De Paz
Estudio Como seres humanos tenemos una forma particular de cómo nos identificamos y cómo mostramos nuestra singularidad ante otras personas. Esto quiere decir que somos diferentes por algo que nos caracteriza: puede ser en lo físico, en lo intelectual, en lo cultural, etc. Como iglesia y como hijos de Dios debemos entender que algo que nos caracteriza es que en nosotros está el amor de Dios, es decir el amor ágape y fraternal para con todos. Pero muchas veces con los afanes, los problemas y acciones de la vida nuestra identidad se va diluyendo, va perdiendo su esencia y por lo tanto se va desarrollando esa falta de paz en nuestras vidas. Esa falta de identidad puede llevarnos como Cristianos a una muerte espiritual y por ende aún sin Dios. Hemos olvidado que una relación íntima y diaria con Dios reafirma nuestra identidad en momentos difíciles.
¿Qué es identidad? La identidad es algo que te da pertenencia, es algo que reafirma tu valor y da propósito a tu vida en esta tierra. Tu identidad no la define el nombre que posees, el título que alcanzaste, la posición económica que puedas estar viviendo, ni la responsabilidad espiritual que desarrolles dentro de una iglesia. Tu identidad ha sido formada por el sacrificio de Jesús en la Cruz.
Tu identidad viene como consecuencia de la creación de Dios, es decir eres la obra maestra del Creador. Como seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios y con grandes capacidades y habilidades, tenemos que entender que no somos el centro del universo, porque dependemos de Dios para nuestra existencia. En Cristo fuimos reconciliados con Dios, ya que Él nos rescató y restauró para volver al propósito original de nuestra identidad que había sido robado por causa del pecado.
2 Corintios 5-17-19 nos dice: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado! Y todo esto es un regalo de Dios, que nos trajo de vuelta así mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente con él”. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso mensaje de reconciliación.
La palabra “reconciliar” significa cambia la relación de enemistad por una relación de amistad que había sido rota o interrumpida. Y Dios es quien decidió restaurar nuestra relación con Él a través de Jesús, por lo tanto tú y yo hemos sido perdonados gratuitamente y justos delante de Dios por el mérito de Cristo. Al formar nuestra identidad correctamente, podemos tener la certeza que en nuestra vida también se está desarrollando esa paz que sobrepasa cualquier entendimiento, esa paz que te va a recordar que eres un hijo o una hija de Dios. La paz es la ausencia del miedo, y si nosotros estamos seguros de que somos sus hijos, que Dios, no solo es nuestro Padre, sino que también Su Espíritu es el Príncipe de Paz estaremos en la plena certeza de que Dios tiene control de todo!
- ¿Crees el día de hoy que la identidad y la paz son regalos de Dios? ¿Por qué lo crees?
- ¿Cuánto tiempo dedicas para alimentar esa relación con tu Padre y con el
Espíritu Santo?
- ¿Te consideras realmente su hijo(a)? Realmente vives esa reconciliación día a día?
Aplicación
Saulo de Tarso vivía con una identidad equivocada, fue hasta que tuvo su encuentro con Jesús que su identidad fue cambiada correctamente; su nombre fue cambiado por Pablo y su vida tuvo propósito y dejó un legado. La identidad no se trata de imitar a los que nos rodean, sino de recordar que nuestro ADN ha sido cambiado por el ADN de Cristo, que tenemos una personalidad única y singular. Que cada vez que nos enfrentemos a situaciones difíciles o complicadas recordemos quiénes somos en Cristo, que cada vez que tengamos que tomar decisiones difíciles y trascendentes recordemos que la paz de Dios en nuestras vidas será el termómetro para dar pasos en fe a nuevos retos.
- Como familias tenemos pertenencia y una identidad que nos define como Cristianos.
- Como Iglesia reflejemos el amor de Dios, y que nuestra identidad y paz
estén basadas en Cristo.
- Como hijos de Dios no caminemos, ni nos comportemos como huérfanos
dentro de la iglesia y en este mundo .
Conclusión
Si nos mantenemos firmes en lo que Dios nos ha dicho que nuestra identidad jamás será robada por ninguna circunstancia, la paz de Dios se encargará de guardar nuestros corazones y pensamientos, y esto da como consecuencia que nuestra mente y nuestros pensamientos estén bajo ese regalo divino que se llama paz. Por lo tanto, no debemos preocuparnos por nada, ¡Cristo guía nuestra vida! El mundo no entiende esa paz, ni lo hará; solamente cuando permitan que Cristo gobierne sus vidas Él deposita esa paz en sus vidas desordenadas y vacías. Es entonces cuando verdaderamente encontrarán la paz de Dios.
Escrito por: Mónica Sosa
|