"Lo Terrible Y Lo Maravilloso De La Vida Eterna"

Estudio
Del primer hombre, Adán, heredamos la naturaleza pecaminosa que nos separa de Dios. Y es desde que entró el pecado al mundo que comenzó nuestra lucha, pues el hombre perdió la comunión que tenía con su Creador sufriendo por ende la muerte espiritual. Sin embargo, en la infinita misericordia y el gran amor de Dios hacia la humanidad, ya tenía provista la forma de que recuperáramos la comunión con Él. Romanos 6:23 nos dice que: “la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor”. Dios ha provisto la forma para que podamos tener la relación que Él quería que tuviéramos con Él cuando nos creó. Envió a Su Único Hijo a pagar el precio por nuestros pecados y así pudiéramos ser salvos de la condenación eterna (muerte) al creer en Jesús. Tristemente muchos hoy día no creen en Dios, y en su sabiduría humana hasta han llegado a negarlo; muchos piensan que lo que dice la Biblia no es real, que son cuentos que sólo los ignorantes creen. Mas la Palabra de Dios es verdadera, y todo lo que en ella se ha dicho se cumplirá. Dios no retarda Su promesa como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente y misericordioso, no queriendo que ninguno perezca, sino que procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

¿Qué sucede al hombre que no acepta el sacrificio de Cristo en la cruz por el perdón de sus pecados?

• Vivirá solo para satisfacer sus deseos carnales que al final lo llevará a la destrucción y a la muerte.
• Vivirá de manera egoísta sin conocer el verdadero amor.
• Tomará en su vida caminos que le parecerán buenos pero que lo llevarán a la muerte eterna.
• Al llegar ante el juicio de Dios recibirá la paga de su pecado, la muerte; una eternidad separado de Dios y por ende en tortura eterna.

Aplicación
En el Salmos 90:2 el salmista reconoce que: “Antes de que nacieran las montañas, antes de que dieras vida a la 2erra y al mundo, desde el principio y hasta el fin, tú eres Dios”. Al igual que el salmista, todos debemos reconocer la grandeza de Dios, saber que somos su máxima creación pues nos hizo a Su imagen, conforme a Su semejanza, para vivir la vida en obediencia y comunión con Él, una vida que lo glorifique. Al reconocer que somos pecadores y aceptamos a Cristo como nuestro Salvador y Señor, pasamos de muerte a vida, comenzamos una nueva vida que agrade a Dios y reconoceremos que: “nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho mas peso que las dificultades” (2 Corintios 4:17). Peleemos la buena batalla por la fe verdadera. Aferrémonos a la vida eterna a la que Dios nos llamó y declaramos también delante de muchos testigos (1 Timoteo 6:12).

Cuando Jesucristo es nuestro Señor y Salvador:

• Vivimos ocupándonos en nuestra salvación al obedecer y servir a Dios siendo útiles al Reino.
• Vivimos enfocados en la promesa de la vida eterna que Dios Cene para los que le aman.
• Vivimos con la paz y el gozo que nos da el Espíritu Santo al saber que el propósito de Dios para nuestra vida se ha de cumplir.
• Compartimos con todos las Buenas Nuevas de salvación, pues Dios no quiere que ninguno se pierda.