"Jamás Te Rindas"
Estudio Como hijos de Dios, tenemos ante nosotros un Camino a seguir, más las situaciones que se nos presentan en nuestro diario vivir como el trabajo, situaciones familiares, problemas, etc. pueden ocasionarnos estrés (físico, mental y/o emocional) que nos lleva a que nos cansemos, nos frustremos, nos desanimemos y hasta pensemos en rendirnos. Pero sabemos que Dios no se agrada de los que retroceden, los que se rinden y vuelven atrás. De manera que tenemos que aprender de Jesús que es nuestro ejemplo de perseverancia (Hebreos 10:39).
¿Qué nos sucede si nos rendimos?
- Dejamos de poner nuestra esperanza en Cristo y nos enfocamos en las circunstancias.
- Retrasamos el propósito de Dios en nuestra vida.
- Vivimos cansados, agobiados y sin fuerzas.
- Podríamos llegar a abandonar la fe.
Aplicación Podemos llegar a rendirnos cuando cedemos al pecado, cuando nos derrumbamos ante los problemas, cuando nos cansamos y fatigamos por el estrés diario y cuando dejamos de mirar a Cristo en nuestro caminar. Más Jesús nos mostró con Su ejemplo como debemos vivir. Él nos enseñó como podemos resistirnos, aguantarnos y defendernos, nos enseñó que nuestra lucha es contra huestes espirituales de maldad y nos dio las herramientas para luchar sin jamás rendirnos. Jesús las usó y vivió su vida en total obediencia al Padre, siendo así nuestro ejemplo y a seguir. En su ministerio Jesús dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana” (Mateo 11:28-30). Vivir una vida que agrade a Dios no es tarea fácil, de manera que por nuestros méritos y en nuestras fuerzas no lo lograremos. Mas en Su infinito amor, Dios envió a Su Hijo a morir en la cruz para pagar el precio por nuestros pecados y abrirnos camino para volver al Padre, y así vivir en paz y comunión con nuestro Padre Celestial. Jesús nos insta a aprender de Él, a dejar nuestro yugo pesado (vivir en nuestras fuerzas), y a tomar Su yugo que es ligero y fácil de llevar pues el Espíritu Santo es el que nos guía y nos fortalece. Debemos con humildad reconocer que somos hijos de Dios por Su amor, misericordia y por Su gracia. A nosotros nos toca rendirnos ante Él y dejar que el Espíritu Santo obre en nosotros para cumplir así el propósito para el cual Dios nos creó, que fue para darle gloria y honra a Él. vivimos enfocados en Dios:
Cuando vivimos sin rendirnos sino en obediencia y plena confianza en Dios:
- Vivimos en paz, aun en medio de las tempestades.
- Reconocemos que es la gracia de Dios en nosotros la que nos sostiene y no deja que nos rindamos.
- Vivimos gozosos viendo en nuestro diario caminar las maravillas y milagros que Dios hace a nuestro favor.
- Vivimos seguros en Dios.
Conclusión
Delante de cada persona hay un camino que parece correcto, pero termina en muerte (Proverbios 14:12). Seamos sabios y no pretendamos vivir a nuestra manera; mejor seamos dóciles y vivamos a la manera de Dios, recordando que Sus planes para nosotros siempre son mejores (Jeremías 29:11). Si así lo hacemos caminaremos seguros de que el Señor va al frente de nosotros y nunca nos dejará ni nos abandonará. Nos queda entonces vivir sin temores, sin desánimos y sin rendirnos, pues el Rey de reyes y Señor de señores está con nosotros. ¡Aleluya!
|