Sepultados Con Cristo

Estudio
Muchas personas creen que ser cristiano es ir a la iglesia cada domingo, servir o hacer obras de caridad, y aunque eso es muy bueno, el hecho de que hagas esas cosas no te convierte en cristiano. El seguidor de Cristo comienza una vida totalmente nueva desde el momento en que toma la decisión de hacer a Jesús Su Salvador.

Existen muchos “creyentes”, pero muy pocos viven de acuerdo a su fe. Lucas 9:23 dice: “Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme.»” Un cristiano entiende lo que representa el sacrificio de Jesús en la cruz: que gracias a Él somos perdonados y tenemos vida eterna por medio de Su resurrección. Si Jesús para ti solo fue un buen hombre, entonces no puede ser cristiano. Si no estás convencido de que Él resucitó de entre los muertos, no puede ser un seguidor suyo.

1 Corintios 15:14 dice: “y si Cristo no ha resucitado, entonces toda nuestra predicación es inútil, y la fe de ustedes también es inútil.” Al creer en Cristo, hemos dejado nuestra antigua vida en el pasado. Estamos convencidos de que necesitamos a Dios y que no hay nada ni nadie más importante que Él. Lucas 14:26 DHH dice: «Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo.»

La convicción de que necesitamos perdón y salvación nos lleva a tomar la decisión de elegir a Jesús y seguir sus pasos. Un verdadero creyente es coherente entre su manera de vivir y su fe. No se trata de ser mejor persona ni de hacer buenas obras; eso es un resultado de haber creído. Es cambiar de rumbo completamente, renovar nuestra mente entregando todo lo que somos a Dios, sabiendo que, aunque no somos perfectos, cada día Él obra en cada área en la que somos débiles. El cristiano no es santo por sí mismo, es santificado.

El mensaje que predicamos tiene consecuencias eternas y cambios evidentes; por lo tanto, no hay una manera de esconder la luz del Evangelio en la vida de una persona que realmente ha conocido a Dios.

¿Qué significa Cristo en mi vida?

• Si aún no hay una convicción en ti de que necesitas salvación, puedes ir a la iglesia, ayudar a otros, incluso estar involucrado en las actividades, pero no eres cristiano. La manera en la que te relacionas con Jesús definirá el rumbo de tu eternidad. Él mismo lo dijo en Juan 17:3: “Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.”
• No hay otro camino hacia la salvación. Romanos 6:23 dice: “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.”

Aplicación
Así como Cristo fue crucificado entregando su vida por amor a nosotros, el cristiano ha crucificado sus pasiones, deseos y sueños para hacer la voluntad de Dios. Gálatas 2:20 dice: “Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

Pero también somos sepultados con Cristo al testificar ante todos los que nos rodean que hemos muerto a la maldad. Romanos 6:4 dice: “Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo; y tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva.”

También Colosenses 2:12 dice: “Pues ustedes fueron sepultados con Cristo cuando se bautizaron. Y con él también fueron resucitados para vivir una vida nueva, debido a que confiaron en el gran poder de Dios, quien levantó a Cristo de los muertos.” Estar sepultados con Cristo no tan solo es ser sumergidos en agua; va mucho más allá, porque si bien el bautismo es una declaración pública de fe, sólo es el comienzo de un largo viaje. Al bautizarte haces pública tu fe delante de Dios y delante de las personas que presencian tu bautismo, es decir, ante la iglesia, pero tu vida entera debe de ser una declaración pública de fe con los que no conocen al Señor. Es un acto de obediencia; no se trata de sentirse bien, o experimentar algo místico. Hoy te invito a que tu vida sea un ejemplo de obediencia. La decisión está en tus manos: ¿eres un simpatizante del Evangelio o un discípulo?

• Reconoce tus pecados y arrepiéntete.
• Entrégate a Cristo por completo (toma la decisión, no solo hagas una oración).
• Vive testificando lo que Dios ha hecho en ti, no solo con tus palabras, también con tus acciones.
• Atesora la Palabra de Dios en tu corazón.
• Sé firme. 

Conclusión
¿Queremos seguir viviendo en apariencias, ocultando las heridas, avergonzados y buscando placer en cosas pasajeras? Solamente en Cristo hay esperanza para nosotros, todo lo demás es basura. Da tu siguiente paso, no esperes a que sea demasiado tarde. Si hasta el día de hoy no habías vivido una fe verdadera, comienza ahora. Platica con Dios, sé honesto; no hay nada que Él no conozca acerca de ti, pero nadie va a tomar la decisión que te corresponde. Si vives para el pecado, morirás por el, pero si mueres al pecado, vivirás para Cristo.

Oración
Amado Dios, reconozco mi necesidad de ti, me rindo. Sé que te he fallado, y aun sabiendo lo que tengo que hacer, no lo hago. Ya no quiero vivir para mí, aquí estoy y me entrego; haz tu voluntad en mí. Hoy decido morir al pecado, a lo que me separa de ti. Toma tu lugar en mi corazón; quiero que seas el primero y el más importante.