Dios Es Incomparable
Estudio
A través de toda la Escritura vemos cómo Dios revela al hombre quién Él es. El problema es que el ser humano siempre ha querido poner toda su esperanza, confianza y afecto en cualquier otra cosa u objeto que no sea nuestro Señor. Esto se llama idolatría. Muchas veces se nos hace bien fácil perder de perspectiva quién es nuestro Dios.
El pueblo de Israel, al igual que nosotros, batallaba mucho con esto. Desde que Dios les liberó de la esclavitud de Egipto, les recordaba que Él es el único Dios y aún así hicieron un becerro de oro diciendo que ese había sido el dios que los rescató. Éxodo 32:4: “Entonces Aarón tomó el oro, lo fundió y lo moldeó hasta darle la forma de un becerro. Cuando los israelitas vieron el becerro de oro, exclamaron: «¡Oh Israel, estos son los dioses que te sacaron de la tierra de Egipto!»”. Así también nosotros podemos crear ídolos en los que ponemos nuestra confianza pensando que en ellos encontraremos lo que necesitamos. Pensamos que si trabajamos mucho podemos hacer dinero y entonces estaremos bien. Nos entretenemos mirando las redes sociales o las plataformas de servicios de transmisión de películas y series para distraernos de nuestras situaciones. El trabajar o el sentarse a ver una película o una serie no está mal, pero tenemos que tener cuidado de que estas cosas no tomen el lugar que debe ocupar Dios en nuestro corazón.
En el libro de Salmos nos enseña qué sucede cuando comparamos a Dios con los ídolos que creamos. Salmo 115:8: “Y los que hacen ídolos son iguales a ellos, como también todos los que confían en ellos”. Cuando comparamos a Dios con estos ídolos que creamos no vemos las cosas invisibles del Dios vivo y verdadero en las obras de la creación, no oímos Su voz y en nuestro interior estamos huecos y vacíos porque Dios lo llena TODO en TODO.
¿Por qué pensamos que podemos comprar a Dios con otras cosas?
- Por nuestra falta de fe que nos lleva, como el pueblo de Israel en el desierto, a poner nuestra confianza en todo menos en Aquel que es verdaderamente Dios.
- Porque no le conocemos. Si no le buscamos y escuchamos Su voz nunca podremos adorar al verdadero e incomparable Dios.
- Por el pecado en nosotros, el corazón se endurece y nos rendimos ante todo lo que satisfaga nuestra carnalidad.
Aplicación
Necesitamos ser intencionales en nuestra relación con Dios. Salmo 84:2 “Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar en los atrios del SEÑOR. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma, gritaré con alegría al Dios viviente”. El salmista anhelaba estar en los atrios de Dios porque ya había estado allí. La Presencia de Dios cambia nuestras vidas y nos damos cuenta de cuánto necesitamos vivir en Su Presencia. Cuando nos encontramos con nuestro Señor en privado le conocemos, aprendemos a escuchar Su voz y nos damos cuenta que por más que intentemos nada se compara a Él.
Necesitamos tener una vida de Oración. A través de la oración, vamos directamente al Padre. Salmo 65:2 “porque tú respondes a nuestras oraciones. Todos nosotros tenemos que acudir a ti”. Es en oración donde aprendemos a sentir la presencia de Dios. Ahí también podemos hacer silencio y simplemente disfrutar el estar con nuestro Salvador. En ese silencio afinamos nuestro oído para escuchar la voz de Dios hablándonos directamente.
Necesitamos conocer Su Palabra. En nuestros procesos, debemos ser dirigidos por la Palabra de Dios. Esta nos enseña, trae dirección y nos muestra la grandeza de nuestro Salvador para cuando llegue el día difícil podamos recordar Su Palabra que trae aliento y paz. A través de Su Palabra conocemos a Dios. No podemos adorar a Dios si no lo conocemos. Salmo 119:15-16: “Estudiaré tus mandamientos y reflexionaré sobre tus caminos. 16 Me deleitaré en tus decretos y no olvidaré tu palabra”.
¿Cómo sé que Dios es incomparable?
- Por la creación - Salmo 19:1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
- La creación habla de un Dios
que se revela majestuoso, detallista y con un plan específico, mostrando la obra maestra de un Creador bueno, eterno e infinito en sabiduría.
- Siempre cumple sus promesas - 2 Corintios 1:20 “Pues todas las promesasSiempre cumple Sus promesas de Dios se cumplieron en Cristo con un resonante «¡sí!», y por medio de Cristo, nuestro «amén» (que significa «sí») se eleva a Dios para su gloria”.
- Él es verdadero y todas las promesas de Dios son un sí y un amén. Porque son las promesas del Dios de verdad del que no puede mentir, cuya verdad y misericordia son para siempre. Nuestro Salvador es verdadero y fiel.
- Solo en Él hay salvación - Isaías 45:22 “¡Que todo el mundo me busque para la salvación! porque yo soy Dios; no hay otro”.
- Debemos buscar la salvación que solo proviene de Él. Como único seremos limpios de nuestros pecados es rindiendo nuestra vida al amor de nuestro incomparable Dios manifestado en Jesús y que el Espíritu Santo nos recuerde cuánto le necesitamos.
- Su fidelidad - Salmo 100:5 “Pues el SEÑOR es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación”.
- Nuestro Dios es un Dios de verdad y fidelidad que perdura de generación en generación. Aun cuando nosotros somos infieles, él se mantiene fiel.
- Su amor - Romanos 8:38 “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios".
- Es a través de Cristo y Su sacrificio en la cruz que conocemos el amor incomparable de nuestro Dios. Qué noticia tan esperanzadora que no importa lo que suceda en nuestras vidas, por difícil e intensa que sea, nada podrá separarnos del amor de nuestro Señor.
Conclusión
Siempre debemos vivir asombrados de que tenemos acceso a nuestro Señor gracias al sacrificio de Su Hijo Jesucristo en la cruz. Que nunca se nos olvide que todo lo que somos es por Él, es por Su gracia, Su amor y fidelidad. Mientras más le busquemos más vamos a entender lo majestuoso, grande, imponente, sabio, justo, poderoso, infinito, misericordioso e INCOMPARABLE que es nuestro Dios.
Escrito por: Raphel Sánchez
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