"Escoge Tus Batallas"
Estudio La situación contra la cual más peleas en tu vida no necesariamente es tu enemigo.Vayamos a la historia de la decadencia del reinado de Saúl que se encuentra en la primera carta de Samuel. Saúl creyó que David era su enemigo, sin embargo su verdadero enemigo era el mismo; sus inseguridades, sus celos, sus temores y sus fortalezas mentales en las cuales permanecía arraigado. En realidad David no era una amenaza, pues aunque Dios se había apartado de Saúl a causa de su desobediencia también le había prometido que terminaría su reinado.
Dicen las Escrituras que un espíritu atormentador abrumó a Saúl y aunque David estaba tocando la música como Saúl lo había pedido, el mismo Saúl fuera de sí, trató de matarlo arrojándole una lanza dos veces. Después de eso sacó a David del palacio, lo envío al frente de un ejército a la batalla y también ahí David regresó exitoso, cuando Saúl escuchó eso tuvo temor de David y saber que estaba teniendo éxito lo molestaba grandemente.
Jonatan hijo de Saúl, quien era gran amigo de David trató de hacerlo entrar en razón, recordándole la lealtad de David, recordándole a su padre que había arriesgado su vida al enfrentarse a Goliat, pero Saúl no lo escuchó, siguió oyendo a sus pensamientos descontrolados llenos de celos y envidia. Aunque prometió a su hijo que no atentaría más en contra de la vida de David no cumplió su promesa, continuó alimentando ese odio y tratando de matar a David.
Qué distinta habría sido la historia si Saúl hubiera reconocido su pecado delante de Dios, se hubiera arrepentido y hubiera tomado a David como consejero el resto de su reinado. Habría sido recordado como uno de los más poderosos e influyentes de sus tiempos.
Dios pone cerca de nosotros personas para bendecirnos, para que sean nuestros aliados en diferentes temporadas de nuestra vida pero el diablo nos hace creer que son nuestros enemigos.
Aplicación Dios va a permitir situaciones que saquen lo peor de nosotros, pero en esos momentos no podemos reaccionar como Saúl lo hizo, en contra de David, sino en contra de nuestros temores, inseguridades, etc. Nuestras batallas no pueden ser en contra de las personas.
En la mayoría de los conflictos y adversidades que vivimos no son las personas culpables, no es el esposo o la esposa, no son los hijos, no son los compañeros de trabajo, no son los familiares. Nuestros enemigos a vencer son: el cansancio físico, la culpa, el temor, la frustración, la amargura, una enfermedad, un faltante en mi interior y por último también puede ser el diablo pero no siempre es así. Busquemos primero en las otras opciones, pidámosle a Dios que nos muestre quién es el verdadero enemigo a vencer en cada situación.
El Señor nos dice en Jeremías 33:3 “pídeme y te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir”. Daniel 2:22 “Él revela cosas profundas y misteriosas y conoce lo que se oculta en la oscuridad, aunque él está rodeado de luz”.
No hay nada que quede oculto ante la luz de Jesús, podemos ir a Él con la certeza de que nos escucha y quiere ayudarnos a identificar aquello que superficialmente no logramos ver. Las personas que no pasan por un proceso de crecimiento, que no abrazan ese proceso y no se disponen a avanzar, están en riesgo de ser presa fácil, de caer en el error de pensar que sus enemigos son las personas que tienen a su alrededor, que tienen que luchar contra cualquiera que los incomoda.
Nuestras peleas con las personas se terminarán en la medida que vayamos delante de Dios pidiendo de Su Gracia para identificar quién es realmente nuestro enemigo. La batalla es contra los pensamientos que te hacen creer que no puedes tener paz en medio de la adversidad, contra aquellos pensamientos que te hacen querer seguir castigando a quien te hirió pero ya tomaste la decisión de perdonar. Uno de los peores enemigos a vencer puede ser un faltante en nuestras vidas, el amor, aceptación, seguridad, ausencia de un padre.
La batalla no puede ser en contra de una persona, sino en contra de lo que nos hace pelear.
- El enemigo de un adolescente no son los papás, es el mundo que los seduce.
- La batalla no es en contra de una persona que está avanzando más que tú, es contra los celos y la envidia.
- El enemigo de Caín no fue su hermano Abel, fue su necesidad de ser alabado.
Conclusión
Todos los días tenemos batallas que enfrentar, por eso es tan importante que aprendamos con la ayuda del Espíritu Santo a identificar quién es nuestro enemigo en cada una de ellas, contra quién estamos luchando, quién es nuestro adversario.
Si no lo sabemos podremos estar luchando en contra de Dios incluso, en contra de Sus planes para nuestra vida, podemos estar peleando en contra de personas que nos aman y amamos o en contra de personas que Dios puso al lado nuestro para bendecirnos, para que sus propósitos se cumplan. No pierdas tiempo peleando contra el “enemigo” incorrecto.
LAS BATALLAS SE PELEAN DE RODILLAS Y SE GANAN EN LA CRUZ!
Escrito por: Saidette Martínez
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