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Tiempo Familiar - Semana 43
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Maldición Generacional

 

Estudio
¿Qué es una maldición generacional?

Se conoce como maldición generacional a los pecados, o consecuencias de pecados, que heredamos de los padres. Es decir, que los hijos podemos estar practicando un pecado que nos ha llegado como una atadura espiritual, o que estamos sufriendo los efectos de un pecado como una herencia de nuestros padres. Estas consecuencias también pueden llegar en formas de adicciones y diversas enfermedades.

Un sector de la iglesia que enfatiza en este tema suele motivar a los creyentes a hacer una evaluación retrospectiva e investigar los pecados de sus progenitores. Enseñan que puede que esa sea la razón de que un pecado o un patrón pecaminoso persista en sus vidas. También enseñan que los constantes problemas, las frecuentes enfermedades, y las permanentes crisis financieras pueden ser expresiones de una maldición generacional.

Desde que Adán y Eva pecaron, todos nacemos con esa tendencia al pecado y a la rebeldía ante Dios. Hay familias en las que prevalecen pecados específicos.

Aunque muchas veces nos cuesta creerlo, porque parece injusto que Dios castigue a los hijos por los pecados de sus padres. Sin embargo, esto es mirarlo desde una perspectiva terrenal. Dios sabe que los efectos del pecado se transmiten de una generación a la siguiente.

Cuando un padre tiene un estilo de vida pecaminoso, sus hijos también son propensos a tener el mismo estilo de vida pecaminoso. Es por ello que no es injusto que Dios castigue el pecado hasta la tercera o cuarta generación, porque cometen los mismos pecados que hicieron sus antepasados. Pero son castigados por sus propios pecados, no por los pecados de sus antepasados. La Biblia nos dice específicamente que Dios no responsabiliza a los niños por los pecados de sus padres. “Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos.” (Deuteronomio 24:16)

Tenemos en nuestras manos, la decisión y el poder de romper las cadenas generacionales que heredamos de nuestros antepasados, y que no queremos que afecten a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Se puede lograr intentando no repetir los mismos errores o pecados con los que nos criaron en la juventud.

Cuando miras tu árbol genealógico, ¿ves un patrón de alguna de estas cosas? ¿Luchas con un pecado en particular y ves una historia de ese pecado en generaciones pasadas? Tal vez te han dicho que la depresión o el miedo que manejas se ejecutan en la familia, o tal vez luchas con la infidelidad matrimonial y puedes identificar un patrón de asuntos y divorcio que se remonta a un padre y abuelo. Estos podrían ser síntomas de una maldición generacional. Al igual que cuando joven ibas a muchas fiestas familiares donde había mucha bebida, drogas y otras muchas cosas y según fuimos creciendo lo normalizamos y lo hicimos parte de nosotros, estos podrían ser otro ejemplo de síntomas de una maldición generacional. Este es un tema un poco fuerte e incómodo y cada familia en particular, está siendo afectada por las fuertes cadenas generacionales que arrastra por generaciones. Si un hombre roba, ese pecado no solo afecta al ladrón, sino también en un sentido muy real a los hijos, porque si ese hombre es encontrado y juzgado, ya no podrá estar con su familia. Además, si robar es el estilo de vida de esa persona, hay una gran probabilidad de que los hijos también sean inclinados y movidos a lo mismo.

Pero hay una que a mí personalmente me impresiona mucho, y es que las maldiciones de idolatría y malos hábitos implican poner demasiada atención en cosas que no sean de Dios

.“No te inclines ante ellos ni les rindas culto, porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, quien no. tolerará que entregues tu corazón a otros dioses. Extiendo los pecados de los padres sobre sus hijos; toda la familia de los que me rechazan queda afectada, hasta los hijos de la tercera y la cuarta generación.” (Éxodo 20:5)
  • ¿Es posible romper este ciclo de sufrimientos?
  • ¿Qué estoy haciendo en mi familia y por mí para dejar esto atrás, y no utilizarlo como excusa para seguir viviendo en pecado?
  • ¿Ha habido maldición o bendición generacional en su línea familiar?
  • ¿Cómo puedes continuar bendiciendo o cambiar la maldición de tu familia?
Aplicación
No existe maldición, ni trauma generacional, que sea mayor que la obra de Jesús en nuestras vidas.

Para alguien que esté preocupado por una maldición generacional, la respuesta es la salvación por medio de Jesucristo. Un cristiano es una nueva creación. La cura para una "maldición generacional" es arrepentirse del pecado cometido, tener fe en Cristo y una vida consagrada al Señor.

“Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte.” (Romanos 8:1-2)

Hace varios domingos el pastor nos compartía estas importantes enseñanzas. Es un buen momento para pedirle perdón a Dios por los traumas que nosotros mismos hayamos causado en el corazón de nuestro cónyuge, hijos, familiares, amigos. Esto es un buen tiempo para que si usted reconoce que ha fallado, pueda pedirle a Dios que le ayude a sanar el corazón de su familia, a sanar su matrimonio. No tiene que terminar en derrota, Dios puede obrar tal milagro en su vida, matrimonio y familia, que todos podrán ver el poder de Dios en ustedes. Es decir, Cristo es la provisión de Dios para el gran problema del pecador. En Cristo tenemos todo lo que necesitamos para nuestra redención, para nuestro crecimiento espiritual, y sólo en Él tenemos lo necesario para una vida plena y llena del poder de Dios. Más que mirar al pasado a ver qué tipo de maldición pudiéramos estar sufriendo, miramos a la cruz y vemos cómo ahora somos benditos en Él.
 
¿Cómo romper las maldiciones generacionales:
  • Reconocer las raíces en nuestra familia paterna y materna.
    Dios soltará su poder para liberar nuestro árbol generacional de iniquidades generacionales.
  • Perdonar a nuestros ancestros que causaron esas debilidades o tendencias en nosotros, aunque nosotros tomamos la decisión de actuar sobre ellas o quebrar el ciclo.
    (Nuestro juicio contra otros puede iniciar una iniquidad generacional). Debemos liberarlos y
    escoger caminar en perdón. Decidimos cancelar la deuda que nos deben, perdonamos. Perdonar como Cristo perdonó.
  • Pídale a Dios que perdone los pecados específicos de sus ancestros que aún viven.
    1 Juan 1:9: “pero si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."
  • Confesar nuestra participación en la iniquidad familiar.
    La iniquidad es una debilidad espiritual en áreas determinadas, pero es nuestra decisión seguirla o cortarla.
Conclusión
“Jesús sana a un hombre ciego de nacimiento mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Rabí, ¿por qué nació ciego este hombre? Le preguntaron sus discípulos. ¿Fue por sus propios pecados o por los de sus padres? contestó Jesús: debemos llevar a cabo cuanto antes las tareas que nos encargó el que nos envió. Pronto viene la noche cuando nadie puede trabajar; pero mientras estoy aquí en el mundo, yo soy la luz del mundo. Luego escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva y lo untó en los ojos del ciego. Le dijo: ve a lavarte en el estanque de Siloé, (Siloé significa «enviado»). Entonces el hombre fue, se lavó, ¡y regresó viendo! Sus vecinos y otros que lo conocían como un pordiosero ciego se preguntaban: «¿No es ese el hombre que solía sentarse a mendigar? Algunos decían que sí, y otros decían: «No, solo se parece». Pero el mendigo seguía diciendo: «¡Sí, soy yo!». Le preguntaron: ¿Quién te sanó? ¿Cómo sucedió?” (Juan 9:1-10)

La Palabra dice, que Dios “visitará, inspeccionará o juzgará” cada generación, por el pecado de idolatría y no como lo plantea esta doctrina, por otras faltas. El término en hebreo para visita es “pacad” y algunas versiones de la Biblia, la traduce como “castiga”, lo que tampoco significa, que Dios maldice generacionalmente. El vocablo en hebreo, para maldición es “quelala” o “arar” y estos no se hallan en este pasaje. Las maldiciones “no se heredan”, cada quien enseña o influencia sobre sus hijos con su ejemplo de conducta. Un dicho popular dice: “tus hechos gritan más fuerte que tus palabras”. Guste o no, los hijos tienden a “copiar” las acciones de sus padres y personas de su entorno. Este es un proceso natural y comprobable por la psicología, antropología y la experiencia propia. Sin embargo, cada uno decide y es responsable por su propia vida y obras delante de Dios en forma individual.
 
Escrito por: Alfredo Arroyo

Lectura Bíblica
Deuteronomio 24:16 NTV

“Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos”.

Para Discutir

  • ¿Qué son las maldiciones generacionales según la Biblia?
  • ¿Cómo se manifiestan las maldiciones generacionales en las familias?
  • ¿Pueden los cristianos ser afectados por maldiciones generacionales?
  • ¿Cómo puedo orar para romper maldiciones generacionales?
Orar Por
  • Orar para romper una maldición generacional y creer en Jesús y depositar nuestra fe en Él.
  • Para que toda maldición se convierta en bendición para mí y mi familia.
  • Para que ninguna de las maldiciones proclamadas por mis antepasados tengan
    validez en mis generaciones.
 
 
 

Lectura Bíblica2 Corintios 5: 17 NTV

"Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!"

Wow, Dios es bueno! (Todos listos con sus Biblias en mano, pongamos atención).

Para Discutir

  • ¿Sabías que en la antigüedad si la falta cometida por alguien era muy grave, se solía castigar no sólo al autor de la falta, sino a toda su familia?
  • ¿Alguna vez te has portado mal?
  • ¿Si te has portado mal, has recibido algún castigo?
  • ¿Te gusta que te castiguen?
  • ¿Sabes qué significado tiene la palabra maldición?

Estudio
Hay algo que tú y yo debemos estar claro, y es que desde que Adán y Eva desobedecieron y comieron del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, del cual Dios les había advertido de no comer (Génesis 2:17), toda la humanidad quedó inmersa en la maldición del pecado. Maldición, como lo indica la palabra es una expresión o conjunto de palabras con las cuales se desea el mal a una persona. Así es, mal es el premio y la ganancia que trae la desobediencia y el irrespeto a la vida de todo el que la práctica.

Tú y yo sabemos que la mayoría de los problemas que nos metemos (por no decir todos), es por la desobediencia. Sí, el portarse mal en la casa, en la escuela; el irrespeto a un compañero, al vecino, al maestro trae un castigo, y no solo eso, sino que también trae consecuencias. Todo esto provoca enemistad con otras personas; los compañeros te ven diferente, la maestra se molesta contigo, tus padres tienen que involucrarse en el asunto y tú, eres castigado. Ves cómo no solo se afecta tu vida sino también la vida de la gente que te rodea es afectada.

El pecado y sus consecuencias no es nada bueno, es una maldición que solo se corta y se elimina al rendirnos completamente a Jesús. Al dejar que sea Jesús, a quien estamos imitando para que gobierne nuestra vida. Por eso me encanta el versículo de la Biblia que acabamos de estudiar en 2 Corintios 5:17 que nos dice: "Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!"

Esta palabra da esperanza y paz al corazón, porque Jesús quien es nuestro Salvador y Señor nos brinda una vida nueva. Deja que Jesús entre a tu corazón y reine en tu vida, donde todo lo que hagas y digas bendiga a los demás.

Escrito por: Carmen Gracia
 
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