"La Unidad Familiar"
Estudio La Palabra nos dice en Génesis 1:27-28 que Dios creó a los seres humanos a Su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó. Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: “Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella”. Es que cuando Dios creó al ser humano nos diseñó para vivir en familia. La familia es la primera institución creada, y fue Dios Quien la creó. Tan importante es la familia que la compara con su relación con la Iglesia, al convertirnos, pasamos a ser hijos de Dios y miembros de Su familia. ¿Por qué entonces existen tantos conflictos dentro del núcleo familiar? La respuesta está en saber quién domina nuestra vida, ¿Dios, el mundo, nosotros mismos? La dirección que recibimos determina cómo van a ser nuestras relaciones en y fuera del hogar.
¿Qué nos sucede cuando aún siendo Cristianos no le permitimos al Espíritu Santo que nos dirija?
- Viviremos una vida desordenada y llena de conflictos.
- Dios no se agradará de nosotros.
- No abonaremos a la unión familiar.
AplicaciónDios es Dios de orden, y al crearnos lo hizo para que al vivir en armonía y comunión con Él viviéramos en plenitud de gozo. Más aún en el Edén, el hombre decidió desobedecer a Dios. Ahí comenzaron nuestros problemas... La relación entre Adán y Eva se vio afectada cuando Adán le dice a Dios que la culpa de que él comiera del fruto prohibido era de Eva. Es que al entrar a la humanidad el pecado, ya no hay la comunión con Dios que había en el principio. Hoy vemos matrimonios formados por amor, y por muchas otras razones; muchos matrimonios se forman de manera que cada cónyuge tiene sus propias expectativas (egoísmo), y si no son las mismas chocan entre sí creando conflictos. Necesitamos con urgencia que Dios sea el Centro de nuestras vidas y por ende el Centro de nuestro hogar para que nuestra familia sea una bendecida, que pueda alcanzar todas las promesas de Dios para la familia. Dios nos da la fórmula para un matrimonio feliz en el libro de Efesios 5, entre otras cosas dice: que nos sujetemos unos a otros en el temor de Dios; que deje el hombre a su padre y a su madre, y se una a su esposa, y los dos se conviertan en uno solo; cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido. Por lo tanto, imitemos a Dios en todo lo que hagamos porque somos Sus hijos queridos. Vivamos una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios. Si como matrimonio nos proponemos en el corazón seguir a Cristo, estaremos formando una familia de acuerdo con el diseño de Dios. Actuemos de manera que nuestros hijos nos obedezcan y nos honren.
Si Dios es el Centro de nuestra familia:
- Viviremos honrando a Dios y a cada miembro del hogar.
- Nos perdonaremos unos a otros de manera que viviremos en armonía.
- Cada uno de los miembros de la familia podrá alcanzar el propósito de Dios en su vida.
- Seremos ejemplo a otras familias para que también entreguen sus vidas y sus familias a Dios.
- Viviremos en obediencia al plan de Dios.
Conclusión El Salmo 133:1 dice “¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!”. Vivamos conforme a lo que dice en Colosenses 3:13-15 “Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros”. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues, como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean siempre agradecidos”.
Recordemos siempre que si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer. Así que seamos todos de un mismo parecer, tengamos compasión unos de otros. Amémonos como hermanos y hermanas que somos en Cristo. Seamos de buen corazón y mantengamos una actitud humilde.
Escrito por: Linda Vélez
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