"Un Ejemplo De Bendición"
Estudio La inmensa mayoría de las personas ha escuchado hablar de Dios, que es amor y que es la fuente de todas las bendiciones. Nadie podrá decir jamás que no ha recibido bendición de Dios pues Él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual (Mateo 5:45). Podemos recibir de Dios bendiciones materiales, más las realmente importantes son las bendiciones de carácter espiritual, esas que hacen que día a día nuestro carácter vaya siendo formado a la imagen del carácter de Cristo. Nosotros como hijos de Dios tenemos que vivir alertas para no enamorarnos de las bendiciones en vez de enamorarnos de Dios. Por tal razón, es muy importante saber qué ejemplos debemos seguir para verdaderamente amar, obedecer y servir a Dios.
¿Qué nos sucede si no le damos importancia a quien vamos a imitar en nuestro caminar cristiano?
- Podemos confundirnos al tratar de imitar las costumbres y creencias de personas cuya guía y Señor no es Cristo.
- Nuestro carácter no se formará correctamente a la imagen de Cristo si no seguimos un correcto ejemplo de bendición.
- Nos desilusionaremos.
- Viviremos engañados sin realmente llegar a conocer y a tener una relación correcta con Dios.
AplicaciónLa Biblia está llena de ejemplos de personas que desobedecieron a Dios y muchas más que vivieron una vida de obediencia y servicio a Dios. ¿El propósito? Que nosotros podamos ver las consecuencias que trae la desobediencia y las bendiciones que nos vienen por la obediencia a Dios. Dios mismo se hizo hombre y habitó entre nosotros para darnos ejemplo de cómo vivir de manera que agrademos a Dios. Jesucristo es nuestro mayor ejemplo para seguir, pero si no lo conocemos íntimamente no podremos emular su vida. De ahí que entendamos la importancia de escudriñar las Escrituras y así poder impartir la fe que por su lectura nos es dada, a nuestra familia y a otros. Al aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor de nuestra vida, Dios nos ha puesto como luz para los nuestros, seamos consciente de eso y andemos con cuidado de manera que seamos un buen ejemplo para que los que nos vean quieran seguir a Cristo. Hombres como Samuel que así como su madre; vivió una vida de oración y comunión con Dios, 1 Samuel 12:23 “En cuanto a mí, ciertamente no pecaré contra el Señor al dejar de orar por ustedes. Y seguiré enseñándoles lo que es bueno y correcto”. Daniel, a quien Dios le dice "Tú eres muy amado" (Dn 9:23) (Dn 10:11,19). David, de quien Dios dijo que tenía el corazón conforme a Su corazón. Juan dio testimonio de Cristo cuando clamó a las multitudes: «A él me refería yo cuando decía: “Alguien viene después de mí que es muy superior a mí porque existe desde mucho antes que yo”». Pablo, Pedro, Timoteo, y muchísimos hombres a través de la historia, que han conocido a Dios, nos dan ejemplo para que también nosotros nos dejemos guiar primeramente por el Espíritu Santo y luego por personas consagradas a Dios y dispuestos a modelarnos a Cristo para que Él también sea formado en nosotros. Dios nos responsabiliza de llevar a los nuestros Su Mensaje de Salvación, y no sólo a los nuestros, también a todos los que Él ponga en nuestro camino testificarle y compartirles las maravillas que Dios ha hecho en nosotros. Tengamos claro que la encomienda de Dios para Sus hijos fue la de ir y hacer discípulos en todas las naciones. Por tal razón debemos cuidar cómo vivimos, que andemos en luz y seamos sabios, para poder así ser ejemplo de bendición a otros.
Si vivimos sabia y piadosamente en el Señor:
- Podremos ser un ejemplo de bendición para los que nos conocen y nos ven.
- Viviremos agradando a Dios y haciendo Su Voluntad.
- Viviremos una vida plena y gozosa en Dios.
- Cumpliremos la Voluntad de nuestro Padre para con nosotros.
Conclusión Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo (Efesios 1:3). De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra. “De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra”. (Juan. 1:16). Seamos pues obedientes para poder ser ejemplo de las bendiciones de Dios a otros.
Escrito por: Linda Vélez
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