"EL RECHAZO A DIOS"
Estudio
Dios busca un corazón que Le adore mientras el ser humano busca sus propios intereses. El pecado nos separa de Dios, por ende, nos impide adorarle como Él quiere que Le adoremos. En la antigüedad, el pueblo de Israel pidió un rey como las demás naciones, despreciando así a Dios. Hoy, el pueblo de Dios tiende a desviar su mirada de Él, copiando los patrones del mundo que le parecen bien. Eso lo hacemos cuando pensamos y actuamos sin tener en cuenta a Dios, viviendo así una falsa espiritualidad. Cometemos el error de no creer y depender de que Dios está al control, llevándonos ese error a depender de nosotros mismos, de nuestras capacidades y de nuestro razonamiento y no de Él.
¿Qué nos sucede cuando rechazamos a Dios?
- Olvidamos lo que Dios ha hecho en y por nosotros.
- Vivimos enfocados en las cosas superficiales y temporeras.
- Ponemos nuestra esperanza en nuestro raciocinio y no en Dios.
- Vivimos en desobediencia a Dios.
Aplicación
La tragedia más grande que puede experimentar el ser humano es rechazar a Dios, pues Él es nuestra Fuente de Vida, de Esperanza y de Fe. Decirle no a Dios es aceptar tomar el control de nuestra vida, sin tener la capacidad y la sabiduría para tomar decisiones que tengan buen fruto para la Eternidad.
Recordemos que Él nos hizo a Su imagen y semejanza, fuimos diseñados para vivir en comunión con Él, de manera que todo lo que hagamos fuera de esa comunión no tendrá un buen fruto para la Eternidad. Jesús nos dijo en Juan 15:4-5 “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada”. La Palabra nos enseña que no sabemos ni tan siquiera pedirle a Dios lo que nos conviene, por tal razón necesitamos al Espíritu Santo en nosotros para que Nos ayude en nuestra debilidad y nos guíe a la obediencia a Dios. Dios busca que nosotros anhelemos la comunión que teníamos con Él cuando nos creó, que nuestro corazón sea conforme a Su corazón.
Cuando confiamos plenamente en Dios
- Tenemos el corazón conforme al corazón de Dios.
- Buscamos la dirección de Dios en todo.
- Nuestra confianza está en Él.
- Vivimos en desobediencia a Dios.
Conclusión
Nadie que confíe en Dios será jamás avergonzado (Salmos 25:3). Si queremos que nuestra familia ame y dependa de Dios, tenemos que ser ejemplo para ellos amando a Dios y dependiendo de Él. Necesitamos tener una relación íntima con Dios, permitirle que nuestro corazón sea moldeado a Su corazón. Sólo en humildad y obediencia a Él podremos ser instrumentos efectivos para Su Reino.
Analicémonos, ¿qué tenemos en nuestro corazón, pasión por Dios u orgullo por nuestras capacidades? No nos engañemos, separados de Dios, nada podemos hacer. Todo logro en nuestras capacidades sin tener en cuenta a Dios será consumido por el fuego cuando sea probado en el Gran Día del Señor. Vivamos pues en humildad y en comunión con Dios por medio del sacrificio en la Cruz de Cristo, sólo así tendremos la Vida Eterna.
Escrito por: Linda Vélez
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