Falta De Identidad
Estudio La identidad tiene que ver con un conjunto de rasgos y características definidas y absolutas que cada individuo posee y que lo diferencia de otro. Se podría decir que la identidad es el ADN o sello personal intransferible.
Cuando hablamos de un número de cédula, de pasaporte o cualquier otro documento de identificación estamos declarando precisamente la existencia de un dato único, inalterable e intransferible que permite hacer diferencia entre una persona y otra.
Ante esta realidad absoluta podemos observar y reconocer que estamos en un tiempo donde se busca lograr a como dé lugar la pérdida de identidad, y no solo de manera individual pero también como sociedad.
Como cristianos no somos diferentes a los demás en nuestra búsqueda de sentido, de un sentido personal. También como cristianos tenemos la revelación de quiénes somos y hacia dónde vamos, de ahí la importancia de leer y escudriñar las Escrituras.
La Biblia, en Génesis, comienza con dos relatos de la creación, en donde podemos encontrar la realidad de la obra creadora de Dios sobre el mundo y por lo tanto sobre la humanidad. En Génesis 1 vemos constantemente “Dios vio que era bueno”, también habla que somos hechos a imagen y semejanza de Dios, esto significa que tenemos dentro una chispa, un aliento de Divinidad; a donde quiera que vayamos llevamos a Dios en nosotros.
Basándonos en la lectura “Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.” Génesis 1:27
- ¿Te sientes reconfortado?
- ¿Te sientes digno?
- ¿Te da seguridad y propósito?
Aplicación
El salmista reflexiona con sorpresa y maravilla sobre la obra amorosa y creativa de Dios. “Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos —la luna y las estrellas que pusiste en su lugar—, me pregunto: ¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos, los seres humanos para que de ellos te ocupes? Sin embargo, los hiciste un poco menor que Dios y los coronaste de gloria y honor.” Salmos 8:3-5
Si nuestra identidad está verdaderamente fundamentada en la comprensión de un Dios que nos modeló con amor para ser portadores de la presencia divina en este mundo, entonces podemos reconocer nuestra verdadera identidad en nuestro interior. Nuestra identidad está ligada a una relación constante y consistente con el Dios que nos creó, que nos conoce, que nos ama y que nos adoptó como hijos.
Podemos leer este concepto y tener la certeza que nuestro creador nos conoce muy bien. “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.” Salmos 139:13-14
Cuando Pablo les escribió a los corintios les recordó las palabras de Dios: “Y yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” (2 Corintios 6:18) En toda la Biblia se nos asegura que los seguidores de Jesús somos hijos de Dios, unidos tan íntimamente que nos permite llamarlo “Abba Padre”.
Un profundo sentido de pertenencia moldea nuestra identidad y nos da la gracia de aceptar el alto llamado de hijos de Dios. Las experiencias en la niñez y juventud marcan nuestra identidad, traumas marcan nuestra identidad, pero cuando llegamos a Cristo entendemos que esas experiencias, aunque me marcaron no me definen.
Conclusión
Dios quiere sanar nuestra identidad a través de una relación amorosa de Paternidad. En cada etapa de nuestra vida seguiremos en ese proceso de constante sanidad de nuestra identidad en distintas áreas. Dios quiere que cada vez seamos más libres y más parecidos a Él.
Es en el bautismo que cada uno de nosotros somos identificados públicamente como hijos de Dios, una identidad en la que crecemos durante el transcurso de nuestras vidas. Entonces, de la misma manera que personas y acontecimientos dañaron nuestra identidad, cuando llegamos al conocimiento de Cristo, personas y acontecimientos nos llevan a madurar y a crecer en la comprensión del Hijo de Dios.
Escrito por: Saidette Martínez
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