El Poder De Una Fe Inquebrantable
Estudio Los juegos olímpicos de París 2024 son uno de los temas de conversación más frecuentes en estos días. Vemos cómo atletas con una disciplina extraordinaria se han preparado para este momento. Todo su entrenamiento será reflejado en su desempeño al momento de competir. Sus logros serán grabados y recordados en estadísticas a nivel mundial. Asimismo, aunque tú y yo no seamos atletas ni vayamos a competir a las olimpiadas, si estamos corriendo una carrera. Esta es la carrera de la fe.
La Biblia dice en 1 Corintios 9: 24-26: “¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros LO HACEMOS POR UN PREMIO ETERNO. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire.”
Estos atletas compiten con un objetivo y con un propósito: ganarse el premio. Para cada competencia, ellos establecen objetivos claros para jugar de manera digna, mejorar el rendimiento y alcanzar el éxito. Esto quiere decir que al salir victoriosos de una carrera no se conforman, ellos buscan seguir mejorando. De igual manera, nuestra fe necesita cada día ser ejercitada para que lleguemos a tener una fe inquebrantable.
No podemos conformarnos, necesitamos que nuestra fe siga en aumento. Cada día somos bombardeados con información contraria a la Palabra de Dios y su fin es hacernos temer y seducirnos para perder de vista a Cristo, debilitarnos en la fe y no recibir la herencia eterna que tenemos en Cristo Jesús.
¿Qué es la fe?
La fe es la fuerte convicción o creencia de la verdad absoluta y existencia de Dios, con la idea predominante de confianza (o seguridad) en Cristo que surge de la fe en el mismo.
Hebreos 11:1 la define mejor como: “La fe demuestra la realidad de lo que esperamos; es la evidencia de las cosas que no podemos ver”. La fe es un pleno convencimiento en la Palabra de Dios. Romanos 4:21 dice: “Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete”. Tener fe es estar convencidos de que algo existe aun cuando no se puede ver. Muchas de las respuestas que estamos esperando y los milagros que estamos buscando no las recibimos porque nos cuesta confiar, que, aunque las circunstancias del tiempo presente se vean contrarias, Dios obrará y cumplirá lo que ha prometido.
La fe sola en Cristo Jesús es la que nos salva, ya que fuimos salvos por gracia y no por obras de justicia que hayamos hecho (Efesios 2:8). Una vez salvos, esta fe se adorna con buenas obras que vienen como un fruto de nuestra nueva vida en Cristo Jesús. Es sencillo decir que somos cristianos y que creemos en Dios, pero no ponemos en práctica Su Palabra ni la obedecemos. La fe se muestra por las buenas obras. Estas obras no son forzadas ni causan fatiga, al contrario, traen gozo.
Santiago 2:19 dice: "Tú dices tener fe, porque crees que hay un solo Dios. ¡Bien hecho! Aun los demonios lo creen y tiemblan aterrorizados".
La vida disciplinada de un atleta se confirma por su condición física. Cualquier persona puede creerse atleta, pero al momento de ejercitar su cuerpo, la realidad saldrá a la luz. De igual manera, la fe es adornada y confirmada por las buenas obras que Dios ha preparado de antemano para que nosotros hagamos.
¿Qué es lo que está debilitando tu fe e impidiendo que siga en aumento? Aquí te proveo de tres cosas que debilitan nuestra fe.
1. No pasar tiempo en la Palabra de Dios. ¿Dónde estás invirtiendo tu tiempo? La Palabra dice en Colosenses 3:16: “Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido”. Sumerjámonos en las Escrituras para reforzar nuestra fe cada día.
2. Lo que estamos escuchando. Lo que escuchamos constantemente sí importa. La Palabra dice en Romanos 10:17: “Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo”. Es necesario ser oidores responsables y constantemente prestar oído a la Palabra de Dios. Esto fortalecerá nuestra fe en Jesucristo.
3. Nuestra comunidad. Rodéate de personas que teman y amen a Dios. Ya que nuestra familia en Cristo nos animará en los momentos de duda, de prueba y de dificultad. Asimismo, en los momentos de gozo, celebrarán esos triunfos con nosotros. En tristeza o en alegría, nuestra familia en Cristo nos llevará a glorificar a Dios y nos apuntará a depender solo de Él. En cambio, alguien que no conoce a Dios nos influenciará a depender de nosotros mismos y nos llevará a cumplir con los estándares de la sociedad en vez de obedecer a Dios. Hebreos 3:13: “Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese «hoy», para que ninguno sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios”.
Aplicación
Dios anhela que nuestra fe vaya en aumento y, a través de la fe en Jesús, se nos ha dado poder. Mateo 21:21 dice: “Entonces Jesús les dijo: Les digo laverdad: si tienen fe y no dudan, pueden hacer cosas como esa y muchas más. Hasta pueden decirle a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y sucederá”. Hay recompensa en mantener una fe inquebrantable.
Los tres puntos previamente discutidos en el estudio, los vemos en la vida de un atleta. El atleta tiene que pasar tiempo ejercitándose, guardando una dieta balanceada, y descansando lo suficiente para obtener resultados positivos. Al momento de competir, el cuerpo de un atleta pasa por mucho estrés e incomodidad y para completar la carrera, batalla con su mente. El atleta necesita recordar su objetivo por el cual corre y al tener ese objetivo al frente suyo, obtendrá fuerzas para seguir, aunque sienta no resistir más. Es por eso que lo que escucha el atleta sí es de importancia, ya que eso influenciará sus pensamientos. Una vez terminada la carrera, tiene que reunirse con su entrenador y esperar por los resultados. Una vez obtenidos los resultados, celebrará los resultados positivos con su equipo o será animado por ellos si sus resultados no fueron los esperados.
Una fe firme y fuerte nos da una gran autoridad. Confiar plenamente y no dudar puede parecer difícil, pero es importante recordar las obras de Dios para combatir la duda. Marcos 11:23 nos dice: “Les digo la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y sucederá; pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el corazón”.
¿Qué cosas puedes hacer para tener una fe inquebrantable?
- Leer la Palabra de Dios diariamente.
- Meditar en la Palabra de Dios.
- Orar sin cesar.
- Recordar sus obras poderosas en tu vida, en la vida de los hermanos en la fe y a través de la Palabra.
- Testificar acerca de sus obras maravillosas.
Conclusión
Una fe inquebrantable proviene de cultivar una vida diaria en dependencia de Dios. Al ejercitar nuestra fe, esta aumentará y veremos el poder que recibimos de ella. Tener fe es tener una garantía de que lo que no vemos sucederá. Dios se mueve a través de la fe y de nuestra confianza que tenemos en Jesús.
Su Palabra dice en Lucas 18:27: “Lo que es imposible para los seres humanos es posible para Dios”. Teniendo a un Dios ilimitado en poder podemos confiar que lo que le pedimos, creyendo en fe, se cumplirá de acuerdo con su perfecta voluntad. Hebreos 11 menciona a algunos de los héroes de la fe. Estos pasaron dificultades y su fe fue probada, pero por tener su esperanza en la recompensa eterna, prevalecieron y se mantuvieron firmes en la fe. Deseemos ser recordados como héroes de la fe y dejar nuestro legado de fe a las generaciones futuras.
Escrito por: Ruth Urbina, Joven Adulto CAFE
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