La Misericordia De Dios
Estudio
Hay mucho de lo que podríamos hablar cuando escuchamos sobre la misericordia de Dios. Podemos hablar de todas las historias aprendidas de la Biblia. Podemos hablar de esos testimonios de personas conocidas o familiares que vieron la misericordia de Dios de forma sobrenatural en sus vidas. Y de igual forma nosotros podemos hablar de las millones de veces que la misericordia de Dios nos ha arropado a diario. Nosotros reconocemos muchas veces que Dios hace cosas sobrenaturales pero en muchas ocasiones no le damos la importancia o entendemos la magnitud de la misericordia y gracia de Dios. Te pregunto: ¿tuviste un plato de comida el día de hoy? Es gracias a Su Misericordia. ¿Tuviste un techo, ropa, un lugar seguro para estar y pudistes ver a tus seres queridos con vida y salud? Es por Su Misericordia. Podemos hacer y deshacer. Trabajar horas incansables pero jamás ningún esfuerzo humano se podrá igualar a lo que logramos porque así Dios lo quiso o porque así Dios lo permitió.
¡Su Misericordia no tiene fin! Como dice en 2 Crónicas 30:9: “Pues si ustedes se vuelven al SEÑOR, sus parientes y sus hijos serán tratados con compasión por sus captores, y podrán regresar a esta tierra. El SEÑOR su Dios es bondadoso y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, él no seguirá apartando su rostro de ustedes.” ¿Cuántas veces en tu vida has sentido que Dios se ha apartado de ti? Ahora bien, ¿cuántas de esas veces has regresado a sus pies solo para confirmar que Él nunca te ha dejado solo?
Hay veces inclusive, que Dios llama a ser misericordiosos con otras personas. La mayoría de las veces nosotros pensamos que esa persona no se lo merece pero, y tú y yo ¿nos merecíamos su perdón? ¿O su misericordia? O mayor aún, ¿nos merecíamos que Él muriera por nosotros? No es lo que merecemos, pero es lo que recibimos. Y de la misma manera que lo recibimos es nuestro deber darlo a otros.
Recibimos misericordia, perdón, amor, guianza, bendiciones para luego nosotros ser misericordiosos con otras personas, perdonar al que ni tan siquiera pidió perdón, amar al que nosotros entendemos no se lo merece, guiar al que está perdido a los pies de Cristo y utilizar cada cosa que tenemos en nuestras vidas para bendecir a nuestro prójimo. Dios nunca te va a pedir que hagas algo con más magnitud o mayor de lo que ya Él ha hecho por ti.
¿De verdad soy merecedor de la misericordia de Cristo?
- La misericordia de Dios no tiene límites y son nuevas cada día.
- La misericordia de Dios hacia nosotros no tiene fecha de caducidad, siempre estará disponible para nosotros, sus hijos.
Aplicación
Cuando la Biblia habla de misericordia se utilizan varios términos como “jesed”, utilizado en el Antiguo Testamento y que significa bondad, misericordia, gracia, amor y fidelidad. No hay prueba más grande que hable de la bondad, amor, misericordia, gracia y fidelidad de Dios que cuando hablamos de la cruz. La crucifixión es un reflejo directo de Su amor por nosotros que selló con ese pacto cuando entregó a Su único Hijo para que tuviéramos perdón, sanidad y acceso directo con el Padre. Esto lo podemos ver en Lamentaciones 3: 22-23 donde Jeremías nos dice “El fiel amor del SEÑOR nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana”. Sabemos que el amor es el denominador común entre misericordia y gracia. La misericordia es lo que nos saca de los problemas en que en muchas ocasiones nosotros mismos nos metemos. La gracia nos da lo que no nos merecemos. Es por la gracia de Jesús que somos salvos. Es por Su misericordia que fluye de esas últimas palabras de Jesús en la cruz “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” como lo vemos en Lucas 23:34.
¿Cómo podemos entender mejor la magnitud del amor de Cristo?
- Cuando vemos cómo mandó a Su único Hijo a morir por nosotros.
- Cuando recibimos Su perdón por nuestros pecados aún sin nosotros disculparnos o cambiar.
- Cuando leemos historias sobre cómo Jesús murió y todo lo que aguantó por ti y por mí.
Conclusión
Recuerda, Dios nos perdonó, nos sanó, nos acercó a Él y dio acceso directo para que Su Espíritu Santo ahora viva en nosotros no para que nosotros nos quedemos iguales sino para cambiar y ahora con nuestras vidas reflejar lo que Él ha hecho en nosotros y a través de nosotros. No te quedes con lo que Él ya a ti te ha dado. De la misma forma que te perdona a diario, aprendamos a perdonar. De la misma forma que tiene misericordia cada minuto, aprendamos a tener misericordia con otros. Somos embajadores de Dios! Y todos fuimos llamados a enseñar y hablar de Su Palabra a donde sea que vayamos y con quien sea que tengamos a nuestro alrededor. Ese es nuestro trabajo principal.
También podemos ver en Gálatas 3:13 donde Pablo dice “Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero”.
En Salmos 136 el salmista habla de la misericordia de Dios que perdura para siemprey lo menciona en 26 ocasiones en este capítulo. Las repeticiones poéticas nos enseñan que Dios es el único merecedor de toda la honra y de nuestra alabanza, nadie ni nada más. No es que digamos “gracias” es que con nuestras vidas declaremos ese agradecimiento.
Recuerda, recibir la misericordia de Dios transforma nuestras vidas. Permítele a Dios que hoy Él transforme tu vida con Su gracia y amor y que puedas entender la magnitud de Su misericordia y que a través de ti otros conozcan de Él.
Escrito por: Gleysh Reyes
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