Imitando A Dios
Estudio Una de las batallas más fuertes que tiene el ser humano hoy en día es tener en claro su identidad y con quién identificarse al punto de imitarlos. La tendencia en la moda, el comportamiento, la educación, entre otros son modelos a seguir hoy en día, pero como sociedad hemos perdido la esencia como seres humanos de los valores establecidos desde el principio aún hasta el propósito por el que fuimos creados. Antes de profundizar en nuestro tema quisiera establecer un punto: Jesucristo vino a la tierra para dejar por sentado que cumplir la voluntad del Padre es posible sólo a través de Él, reconociendo que la Biblia lo reconoce como el Único que fue capaz de cumplir las leyes y atravesar por todo lo que un ser humano tiene que pasar sin perder el norte de su propósito y la voluntad de Dios en su vida. Isaías 53: 3 lo describe de la siguiente manera: “Fue despreciado y rechazado: hombre de dolores, conocedor del dolor más profundo. Nosotros le dimos la espalda y desviamos la mirada; fue despreciado, y no nos importó”.
¿Sabes quién es Dios? ¿Lo conoces?
- Sus atributos.
- Su poder.
- Sus nombres.
- Su voluntad.
El Padre comienza una magistral creación en el libro de Génesis del caos, el desorden de un espacio vacío y sin propósito; decide crear el mundo y lo que en el habita. Dentro de ese plano magistral está el hombre, el cual decide crear a Su imagen y semejanza, o sea con identidad, pero en el proceso el ser humano pensando que tiene mejor conocimiento que Dios comienza la toma de decisiones que lo alejan cada vez más de Su creador, de Su identidad. Pero como él es Dios nada le sorprende. En sus planes ya estaba la redención del mundo porque a nuestro Padre nada se le escapa, Él tiene el control absoluto de todo. Su propósito es que le amemos y seamos a Su imagen y semejanza, que le adoremos y que tengamos intimidad con Él. Esta última es la mejor forma de parecernos más y más a Él.
En lo íntimo, ahí en el silencio donde solo están tú y Él, donde no hay que ser nadie más, donde solo eres tú amando a tu Padre y permitiendo a Él amarte y llenarte de Él hasta que ya no haya nada más, hasta que nada más importe solo tú y Él. Es como en una relación matrimonial donde mientras más comparten juntos y se crean memorias juntos, más y más se parecen cada día hasta llegar a punto que ya puedes saber qué tu pareja piensa, qué sentiría en ciertas situaciones, cómo reaccionaría. ¡Eso es intimidad! Llegar a eso es conocerse, sin lugar a dudas así debemos ser con nuestro Padre. Como dice en Juan 13:15 “Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes”. Parte del plan magistral del Padre es que sigamos los pasos de Aquel que cumplió todo sin fallar porque sabía a quién recurrir sin dudar y tenía bien claro Su identidad.
¿Qué sientes cuando estás en Su Presencia ?
- Asombro.
- Una paz que sobrepasa todo entendimiento.
- Tu vida e interior están llenos de Él.
- Amado(a) como nunca antes.
- Te llena de fuerzas.
Aplicación
En Filipenses 3:17 nos dice: “Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro ejemplo”. El apóstol Pablo nos da uno de los consejos más fuertes de seguir como cristianos, seguir las huellas de Cristo. ¡Wow! Súper difícil, pero para el apóstol Pablo era más que claro que en nuestras fuerzas no lo íbamos a lograr solo lo podríamos lograr al tener una relación estrecha con el Padre al igual que Cristo la tenía. Al tenerla tienes todo. Nuestra identidad será la base para entender que solo en Él tenemos la solución a todo. El mantener una cercanía con Dios te permitirá ver qué tienes incorrecto dentro de ti al punto de poder trabajarlo porque quieres ser más como Él y menos como tu apariencia terrenal. Es curioso que muchos pensamos y creemos que tenemos ciudadanía celestial, y lo podemos ver cuando el mismo apóstol Pablo nos dice en Romanos 12:2 “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta”. Es la única manera de adoptar Su personalidad: permitiendo mostrarnos qué está mal y qué debemos hacer para llegar a la estatura del Varón perfecto; de hablar como Él, caminar como Él hasta vivir como Él a la estatura de Jesucristo.
¿Qué necesitas para imitar a Dios?
- En la Palabra de Dios podrás ver y entender cuáles son tus responsabilidades como seguidor de Cristo.
- Aprender a morir a los deseos de la carne y poner primero el plan de Dios.
- Acércate al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo para que Su esencia viva en ti y se haga parte de ti.
- Disponer en tu corazón a obedecer al Padre tal como Jesús lo hizo.
Conclusión Para imitar a Dios no importa el esfuerzo que pongas de tu parte porque eso no va a funcionar, cuando realmente queremos ser imitadores de Él tenemos que considerar Su carácter, Su intencionalidad y Su propósito que siempre es que en cada situación crezcamos más y más. Cuando conocemos a Cristo, lo hacemos porque tenemos una necesidad apremiante de Él, hay algo que está vacío y necesitamos llenarlo así que comenzamos un caminar en el que si creamos cercanía a Él comenzaremos a ver los cambios necesarios para crecer, para ayudarnos en el camino e incluso comenzaremos a ayudar a otros a acercarse más al Dios que nos creó con el propósito de estar tan cerca de Él y no tan solo le imitemos si no que lleguemos a ser como Él y poder verle cara a cara y deleitarnos en Su Presencia y poder vivir para declarar que: NO HAY NADA MEJOR QUE SER CRISTIANO!
Escrito por: Tatiana Muñiz
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