"Atraídos Por La Sed"
Estudio Gran parte de nuestro cuerpo está compuesto por agua, y sin ella no podríamos vivir. Nosotros, al igual que Jesús padecemos sed. Buscamos saciarla en ocasiones con jugos o sodas, para luego darnos cuenta que solo con agua podemos saciarla. Jesús fue al pozo para beber agua, más, su verdadero propósito era el ofrecerle a la mujer samaritana “agua de vida”. ¿Ha sentido usted sed o deseo de algo y por más que busca satisfacer su sed no lo alcanza? Es porque nuestro espíritu necesita el “agua de vida” para poder vivir, y por más que queramos e intentemos, solo Dios puede dárnosla.
Qué nos sucede cuando tratamos de vivir sin el “agua de vida”?
- Tendremos una vida vacía.
- Buscaremos constantemente llenar ese vacío por todos los medios
posibles.
- Viviremos frustrados al no poder saciar nuestra sed espiritual.
Aplicación
El amor de Dios por nosotros es tan grande que envió a Su Único Hijo, para que por medio de Él, que pagó el precio por nuestros pecados, nosotros pudiéramos acercarnos y tener comunión con Dios (Juan 3:16). Nosotros en nuestro anhelo de saciar nuestra sed buscamos hacerlo de cualquier modo, algunos con el trabajo, la familia, negocios, otros con vicios y algunos más con el amor. Eso hizo la mujer samaritana (y muchos de nosotros), más sabía que eso no saciaba la sed que ella tenía, pues esa sed era de Dios. Por ella Jesús fue al pozo, por nosotros Jesús toca a nuestro corazón a diario, pues solo Él podía darle a la samaritana y aún hoy a nosotros el agua que nos sacia, “agua de vida”. En su conversación con la samaritana Él logró su atención y atraerla a Él, le dio convicción en su corazón de que Él era el Mesías que Dios había prometido y desató las cadenas que la tenían atada al pecado. Es lo que Él ha hecho, hace y aún quiere hacer por todos. “Pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna”. Juan 4:14
Cuando somos atraídos por la sed…
- Estamos siendo atraídos por el Espíritu Santo, por Dios mismo.
- Dios nos muestra el Camino para llegar a Él, Su Hijo Jesús.
- Nuestra sed es saciada pues gozaremos de la relación que Dios diseñó
para que estuviéramos con Él.
- Al igual que la samaritana, compartiremos con todos quién nos dio el agua
de vida, o sea a Jesús, nuestro Salvador y Señor.
Conclusión “El último día del festival, el más importante, Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”». Juan 7:37-38. ¿Qué otra cosa podemos hacer cuando Jesús mismo nos está invitando a beber el agua de vida que solo Él nos puede dar y que nos saciará nuestra sed espiritual? ¡Dejémonos ser atraídos por la sed, dejémonos ser atraídos por Jesús!
Escrito por: Linda Vélez
|