"Los Desiertos En Nuestra Vida Son Inevitables"
Estudio
Un desierto por definición es un lugar donde escasea el agua. Y por lo tanto la vida es limitada. En el aspecto del desierto espiritual, no es distinto. Nos referimos a un desierto espiritual, cuando pasamos por temporadas de nuestra vida donde pareciera que el agua viva del Padre no nos alcanzara, para darnos la vida en abundancia que nuestro Señor Jesucristo nos da. La Biblia es clara cuando nos dice que en este mundo tendremos problemas, sufrimientos y dificultades. Sin embargo este viene junto con una Palabra de esperanza que nos dice que podemos tener paz, pues ya Cristo venció al mundo (Juan 16:33). Es por esto, que sabemos con certeza que TODOS NOSOTROS pasaremos no uno, sino muchos desiertos en nuestra vida. Pero tenga por seguro que cada desierto que atravesemos tiene un propósito divino en el plan perfecto de Dios. Y más gratificante aún es que nunca lo pasaremos solos, pues Él siempre está con nosotros.
Cuando leemos en Éxodo, vemos cómo Dios libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Los sacó de Egipto y los llevó por el desierto, donde los fue formando, instruyendo y dirigiendo. Dios utilizó ese tiempo para enseñarles quién era Su Dios, cuáles eran las leyes que debían seguir y cómo debían servirle y vivir, para formar su carácter conforme a Su voluntad. Pero los israelitas no eran más santos que nosotros, y así como nosotros nos rebelamos e ignoramos la presencia de Dios en nuestra vida ellos también lo hicieron muchas veces. En la carne es natural que vengan las dudas, la incertidumbre, el sentimiento de vacío, la desesperanza y estos sentimientos nos llevan a dejar de ver la mano de Dios obrando en nuestra vida.
Cuando estamos en un desierto:
- Podemos llegar a pensar que Dios nos ha abandonado y sentir la “ausencia” de Dios.
- Nos desenfocamos de Dios y nos enfocamos en nosotros mismos y nuestra necesidad, conforme a lo que entendemos (económica, dolor físico, enfermedad, pérdida de un ser amado, falta de identidad, etc.)
- Se nos dificulta escuchar a Dios y reconocer su voluntad buena y perfecta para nuestra vida.
- Dejamos de creer y/o confiar en Dios y comenzamos a movernos por lo que vemos.
- Nos rebelamos con el Padre y nos alejamos de Él
Aplicación
Dios siempre está presente en todo, lo que hace una gran diferencia es que nosotros seamos capaces de reconocer Su presencia y que la valoremos, para que podamos disfrutar de Su paz sobrenatural, esa que viene de saber que Él siempre está en control, a pesar de nuestro dolor, sufrimiento, etc. Y de saber que nuestro Señor es Soberano y que Él se glorifica de manera sobrenatural aún en situaciones que no entendemos.
Si vemos en la Palabra, mientras los israelitas atravesaban el desierto, Dios siempre proveyó sus necesidades por ejemplo: de noche la columna de fuego para mantenerlos protegidos del frío, la nube de día, para protegerlos del sol, el maná y las codornices para alimentarlos, el agua que sacó de la piedra para calmar su sed. Dios siempre cuida de nosotros y provee lo que necesitamos. El problema está en que cuando no confiamos en Su voluntad, comenzamos a renegar, a cuestionarle y a dejar de ver Su cuidado y enfocarnos en lo que creemos que nos falta.
Ahora, veamos algunos personajes de la Biblia que pasaron por desiertos y lograron mantenerse enfocados en Dios. Por ejemplo José (en el libro de Génesis puede leer su historia), el muchacho sufrió la envidia, rechazo, abandono por parte de sus hermanos, tentaciones, encarcelamientos, traiciones y engaños del enemigo para apartarlo de Dios, sin embargo Dios siempre lo bendijo y lo prosperó pues este vivía una vida conforme a la voluntad de Dios decidiendo seguir los mandatos de Dios por encima de su voluntad. David era un hombre que tenía un corazón conforme al corazón de Dios (Hebreos 13:22).
David venció un gran gigante que sólo con la ayuda de Dios podría haber vencido. Sin embargo, sucumbió en los deseos de la carne y tuvo que pagar las consecuencias, más aún así, Dios lo utilizó de manera extraordinaria para Su propósito. Dios conoce nuestras fortalezas y debilidades y aún así nos ama y tiene un plan perfecto para nosotros, aún en medio de nuestros desiertos.
¿Qué debemos hacer mientras pasamos por el desierto?
- Lo primero es darle a Dios la gloria en todo tiempo, reconociendo Su Soberanía en nuestra vida y que sólo de Él viene nuestra fortaleza.
- Mantener una comunión con Dios constante, en oración, alabanza, adoración.
- Estudiar Su Palabra, esa es la fuente donde encontraremos todas las promesas que nos sostienen en medio de los desiertos y donde encontraremos consuelo, paz y esperanza.
- Rodearnos de hermanos en la fe, que también amen a Dios y vivan conforme a Su voluntad, estos nos ayudarán a encontrar de nuevo el camino cuando estemos cansados y desanimados.
***Hacer todas estas cosas es más sencillo cuando estamos en una buena temporada. El reto está en mantenerlo cuando llegan los desiertos. Pero la constancia nos dará la victoria.
Conclusión
Los desiertos en nuestras vidas no sólo son inevitables, sino que son necesarios para poder movernos al próximo nivel que el Señor quiere llevarnos, para formar nuestro carácter, sacar de nuestra vida lo que no le agrada a Dios, para morir a nosotros y poner realmente nuestra mirada en Cristo, para poder ser instrumentos en las manos de Dios y ayudar a otros a buscar el consuelo de Dios a través de nuestro testimonio, para poder encontrar y experimentar la Paz sobrenatural que nos da Cristo Jesús. Démosle siempre la gloria a Dios sin importar la temporada en la que nos encontremos y Él nos dará la victoria.
Escrito por: Elizabeth Díaz
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