El Peso De Las Palabras
Estudio Las Escrituras están llenas de referencias al poder de las palabras. Desde la creación misma cuando Dios dijo “sea la luz” y fue hecha— hasta las enseñanzas de Jesús, vemos que el lenguaje tiene el poder de construir o destruir.
En Proverbios 18:21, se nos recuerda que nuestras palabras pueden traer vida o muerte. No solo en sentido literal, sino también emocional y espiritual. Las palabras pueden levantar a un corazón caído o aplastar el ánimo de alguien que lucha. Pueden sembrar esperanza o alimentar el miedo.
Santiago 3 también nos advierte del peligro de una lengua descontrolada, comparándola con una chispa que enciende un gran incendio. A pesar de ser un miembro pequeño, la lengua tiene la capacidad de contaminar todo el cuerpo y poner en marcha el curso de nuestra vida.
Jesús mismo dijo en Mateo 12:36: “Les digo lo siguiente: el día del juicio, tendrán que dar cuenta de toda palabra inutil que hayan dicho.” Esto subraya la responsabilidad que tenemos de ser intencionales con lo que decimos.
Aplicación Hoy, Dios nos invita a reflexionar sobre el tipo de palabras que usamos diariamente. ¿Somos fuente de vida o de desánimo para quienes nos rodean? ¿Cómo hablamos con nuestros hijos, nuestros cónyuges, compañeros de trabajo o incluso desconocidos?
Desafío personal: Haz un compromiso de usar tus palabras para edificar durante esta semana. Cada día, elige intencionalmente animar a alguien con tus palabras. Puede ser con una llamada, una nota, o un mensaje de texto. Observa cómo esa intención transforma tus relaciones... y también tu corazón. Colosenses 4:6 nos dice: “Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona.”
En el hogar, las palabras tienen un eco especial. Lo que decimos en familia puede dejar huellas duraderas. Un ambiente de respeto, afirmación y amabilidad se construye, en gran parte, a través del lenguaje.
Ideas para poner en práctica en familia:
- Crea un “tarro de palabras amables"
Cada miembro de la familia escribe frases positivas o agradecimientos y los coloca en un frasco durante la semana. El domingo, lean algunos juntos.
- Tiempo de confesión y restauración
Si alguien en la familia ha sido herido por palabras duras, que haya un espacio seguro para pedir perdón y sanar.
Cada uno dice algo bueno sobre otro miembro de la familia. Esto fortalece la autoestima y el amor mutuo.
“A todo el mundo le gusta una respuesta apropiada; ¡es hermoso decir lo correcto en el momento oportuno!” Proverbios 15:23
Conclusión
Vivimos en un mundo donde hablar rápido y sin pensar es la norma. Las redes sociales amplifican esto, y muchas veces olvidamos que detrás de una pantalla hay un corazón que puede ser herido o sanado. Jesús usó sus palabras para consolar, corregir con amor, enseñar, liberar y salvar. Si somos sus discípulos, debemos seguir ese ejemplo. Hoy, pide al Señor que ponga un “filtro divino” en tu lengua. Que tus palabras sean reflejo de Su gracia y verdad. Que lleven vida, no muerte. Porque el verdadero poder de nuestras palabras no está solo en lo que decimos, sino en el espíritu con el que las decimos.
Oración Señor, enséñame a cuidar lo que digo. Que mis palabras reflejen Tu amor y sabiduría. Ayúdame a hablar con verdad, pero también con gracia. Usa mi lengua para edificar y no destruir. Transforma mi corazón para que de la abundancia de el, broten palabras de vida. En el nombre de Jesús, Amén.
Escrito por: Raphel Sánchez
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