" La Voz Que Clama En El Desierto"
Estudio Luego de 400 años sin que el pueblo de Israel escuchara la voz de Dios, viviendo sin dirección y esperando al Mesías prometido, nace Juan el Bautista según las profecías dadas por Dios en Isaías 40:3-5 y Malaquías 3:1 “¡Miren! Yo envío a mi mensajero y él preparará el camino delante de mí. Entonces el Señor al que ustedes buscan vendrá de repente a su templo. El mensajero del pacto a quien buscan con tanto entusiasmo, sin duda vendrá», dice el Señor de los Ejércitos Celestiales”. Cuando los lideres religiosos le preguntaron a Juan quién era, él les contestó con las palabras del profeta Isaías: «Soy una voz que clama en el desierto: ¡Abran camino para la llegada del Señor!»” (Juan 1:23).
Luego de Jesús comenzar su ministerio haciendo milagros y prodigios entre el pueblo, los discípulos de Juan se le acercaron y le preguntaron: “¿Juan es el hombre al que se refieren las Escrituras cuando dicen: “Mira, envío a mi mensajero por anticipado, y él preparará el camino delante de ti?” A lo que Jesús responde que Juan es más que un profeta, que de todos los hombres que han vivido, nadie es superior a Juan. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el Reino de Dios es superior a él» (Lucas 7:28). El mundo hoy vive sin dirección, como los israelitas en esos 400 años. ¿Quién o quiénes son los que hoy se han convertido en esa voz que clama en el desierto “arrepiéntanse”? Somos todos los hijos de Dios, los que Jesús envió a ir por todo el mundo a predicar el Evangelio de Salvación. ¡Tenemos ese mandato de Dios!
¿Qué les sucede a aquellos que han sido salvos mas no cumplen con el mandato de Jesús de predicar el Evangelio?
- Estarán viviendo según las corrientes del mundo.
- No viven nutriéndose de la Palabra.
- Vivirán en desobediencia a Dios.
- No serán la voz de uno que clama en el desierto.
Aplicación
El mensaje de Juan era de arrepentimiento, y éste es el mensaje principal del Evangelio. Los seres humanos necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados pues estos nos separan de Dios haciendo que vivamos en desobediencia. El Evangelio es un mensaje que muestra el amor y la misericordia de Dios, abandonando nuestra maldad y compartiendo con otros lo que tenemos. Es un cambio de actitudes y de pensamientos, es actuar según la nueva criatura en la que Cristo nos ha convertido. Como nuestro ejemplo a seguir, Jesús fue donde Juan para ser bautizado. Malaquías habló del profeta que habría de venir, y dijo que aún el más pequeño en el Reino de Dios sería más grande que Juan. Somos la voz, los mensajeros de Dios y a quien Jesús mismo facultó para llevar el mensaje de Salvación. No debemos vivir de manera liguera, ni tampoco negligente. Nuestra prioridad es compartir el mensaje de Salvación, ir por el mundo predicando el Evangelio, sanando enfermos y libertando a los cautivos, ir como mensajeros. Juan fue el más grande profeta nacido de mujer, pero usted y yo, dice la Palabra, hemos sido llamados para ir delante de la faz de Cristo, y preparando el camino delante de l. Somos la voz del que clama en el desierto, clamamos a un mundo que menosprecia a Dios. Juan, usted y yo, tenemos el ministerio de la reconciliación, pues el corazón de los padres se volverá hacia los hijos y viceversa. La voz que clama en el desierto bautiza en agua, , pero Jesucristo nos bautiza en Espíritu Santo y fuego. Mateo 3:5-6 nos muestra los primeros discípulos y como reconocían su enorme necesidad de Dios y dejaban todo para servir a Cristo. Muchos líderes religiosos, huyen de la ira venidera y del juicio divino, y creen que por su religión o sus buenas obras sus pecados serán perdonados, cuando lo cierto es que aquellos que perseveran en sus pecados jamás serán salvos.
- Cuando somos la voz de aquel que clama en el desierto:
- Vivimos conforme a la voluntad de Dios.
- Clamamos sin importar que acepten o no la salvación, pues el Espíritu Santo es el que convence de pecado, de justicia y de juicio.
- Anhelamos vivir la Palabra t conocer más a Dios.
- Vivimos en obediencia.
Conclusión Enfoquemos nuestra vida en los tesoros celestiales y no en la vanidad del mundo. Hacer eso nos trae el gozo , la paz y la armonía que solo Cristo puede darnos. En Cristo seremos la voz de aquel que clama en el desierto ¡Arrepiéntanse!
Escrito por: Linda Vélez
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