La Arrogancia De La Autosuficiencia
Estudio Las águilas son animales fascinantes. Para poder protegerse del peligro, buscan lugares altos como acantilados, montañas o copas de árboles; de esta manera pueden observar su entorno y ver todo desde lo alto. En la Biblia hallamos versículos como 2 Samuel 22: 2-3, que dice: “Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste”. La versión NTV dice: “El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro. Él es mi refugio, mi salvador, el que me libra de la violencia”.
Este versículo me recuerda mucho a las águilas y la forma en la cual se protegen. Es un canto de alabanza y de gratitud que David le compuso a Dios por librarlo del peligro. Transmite una seguridad, una confianza en el Señor y la firmeza de una fe genuina que no se basa en las circunstancias que podemos llegar a atravesar, sino en la grandeza de nuestro Salvador. Para David, Dios era su lugar seguro, la persona con la que se sentía protegido, un refugio en lo alto donde podía ver las cosas desde otra perspectiva. Te hago esta pregunta: ¿Cuántos de nosotros nos refugiamos en Dios cuándo estamos vulnerables?
El ser humano tiende a tener demasiada confianza en sí mismo; nos cuesta trabajo aceptar que necesitamos de Dios. Hemos aprendido que tenemos control sobre casi cualquier aspecto en nuestra vida, y no hay cosa más alejada de la realidad. Proverbios 3:5-6 nos dice: "Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar".
Hay que aceptar que, por más que nos esforcemos, siempre habrá situaciones que rebasan nuestra capacidad. Ni tú ni yo somos superiores a Dios, pero muchas veces actuamos como si lo fuéramos.
¿Cuáles son las consecuencias de no confiar en Dios?
- Vives lleno de ansiedad.
- Habrá quebrantamiento.
- Tarde o temprano serás humillado.
Aplicación Confiar en Dios con todo el corazón es entregar nuestros sentimientos, pensamientos y voluntad en sus manos, reconociendo nuestra necesidad y dependencia de Él. 1 Pedro 5:7 dice: “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes”.
En las situaciones más difíciles, muchos creyentes intentan hacer todo con sus propias fuerzas, poniendo a Dios como su última opción. No importa lo inteligente, fuerte, o poderoso que seas, no puedes hacerlo solo, necesitas a Cristo en tu vida. Si te dejas dominar por la ansiedad, poco a poco te irás desgastando hasta ser consumido por un abismo de incertidumbre y miedo. Permite que Dios dé rumbo a tu vida, que te guíe hacia el propósito que tiene para ti; tal vez en este momento no lo puedes comprender, tal vez aún no confías en Él, pero te invito a que, al igual que David, te refugies en Cristo, quien es nuestra roca y nuestro lugar seguro. Salmos 32:8 nos dice: “El SEÑOR dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti”.
¿Cómo puedo aprender a depender de Dios?
- Reconoce tu necesidad de Él.
- Sé humilde y no te creas superior. “Basado en el privilegio y la autoridad que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado”. (Romanos 12:3)
- Rinde tu voluntad a Cristo. “Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme”. (Lucas 9:23)
Conclusión
La arrogancia siempre traerá destrucción porque el único digno de ser exaltado sobre todo es Cristo. A las personas humildes Dios las cuida y está presente en cada aspecto de su vida, pero a los que son soberbios, orgullosos y arrogantes los evita. Salmos 138:6 dice: «Aunque el SEÑOR es grande, se ocupa de los humildes, pero se mantiene distante de los orgullosos».
El mayor ejemplo de humildad, obediencia y sacrificio es Cristo, quien vino a servirnos y a dar su vida por cada uno de nosotros. Él nunca fue arrogante ni menospreció a los que le rodeaban; al contrario, los amaba de una manera tan especial que jamás volvieron a ser las mismas personas. Cristo mismo buscaba tener una relación diaria con el Padre; anhelaba escuchar cada día su voz; nunca hizo las cosas por su propia cuenta, siempre glorificaba al Padre. Juan 8: 54: “Si yo buscara mi propia gloria, esa gloria no tendría ningún valor, pero es mi Padre quien me glorificará. Ustedes dicen: “Él es nuestro Dios”.
Ahora nos corresponde seguir su ejemplo, permanecer en su amor y guardar sus mandamientos. Sea cual sea tu situación, recuerda que Dios es más grande que cualquier problema.
Escrito por: Jonathan Rodríguez
|