La Obediencia De Una Madre

Estudio 
Estoy segura de que al menos alguna vez nos hemos hecho la pregunta, ¿por qué yo estoy aquí? O, ¿cuál es mi propósito? Es un tema que desconocemos. No sabemos qué pasará mañana, o cuales son los planes de Dios para nuestras vidas y aún más desconocido y desconcertante en ocasiones es el no saber los planes de Dios para nuestros hijos. Como vemos en Proverbios 3: 5-6: “Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas y él te mostrará cuál camino tomar”, nosotros sabemos y tenemos la certeza de que lo que es desconocido para nosotros, Él lo conoce. Dios sabe el camino por donde nos llevará, Él conoce cada etapa que tendremos que pasar y tiene el control total de nuestras vidas y la de los que amamos.

Es normal que como mamás queramos lo mejor para nuestros hijos pero en muchas ocasiones nos enfocamos más en darle todo a nuestros hijos y olvidamos el detalle más importante, el enseñarles y encaminarlos por el camino correcto, los caminos de Cristo. Deuteronomio 11: 18-21 nos explica esto, “Por lo tanto, comprométete de todo corazón a cumplir estas palabras que te doy. Átalas a tus manos y llévalas sobre la frente para recordarlas. Enséñales a tus hijos. Habla de ellas en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Escríbelas en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad para que, mientras el cielo esté sobre la tierra, tú y tus hijos prosperen en la tierra que el Señor juró dar a tus antepasados.” Esto no solo se logra por lo que le hablamos, sino con nuestras acciones. 

Por ejemplo, cómo podemos mostrarle a nuestros hijos cómo amar al prójimo, sin embargo, le gritamos a todo el que se cruza en nuestro camino mientras manejamos. O cómo le vamos a explicar a nuestros hijos que debemos obedecer a Dios y servirle más sin embargo nos pesa llevarlos a la Iglesia, ser parte de un Grupo CAFE y aún peor, no los empujamos y animamos a que se unan ellos a las diferentes actividades que la Iglesia hoy día provee para el bienestar y beneficio de sus hijos. ¡Comienza en tu casa mamá y papá! ¡Comienza contigo!

Ahora bien, qué significa la palabra obediencia. La obediencia implica el seguir la voluntad de una autoridad o hacer caso a alguna figura con autoridad, el acatamiento de una instrucción o el cumplimiento de una demanda. Mi pregunta para ti el día de hoy es, ¿es Dios esa figura de autoridad en tu vida? ¿Obedeces tú la voluntad de Cristo en tu vida o aun mantienes tus puños cerrados peleando una batalla que ya Él ha ganado por ti?

Hoy quiero que como familia tomemos el tiempo de estudiar lo que significa la obediencia y el porqué es importante vivir una vida de obediencia que dé ejemplo a nuestros hijos y a todo el que nos rodea hasta que a través de tu vida, las demás personas puedan ver que Dios es real, fiel y que está obrando en nuestras vidas independientemente a los errores que tal vez hayamos cometido en el pasado. 

¿Qué pasa si me rehúso a vivir una vida de fe y obediencia? 

• Le abrimos la puerta a la depresión, ansiedades, desánimos, estrés, tristezas y otros sentimientos y emociones a veces peores o más fuertes.
• Le damos acceso al enemigo para guiarnos por un camino de destrucción.
• Sin fe y obediencia a Dios nunca podremos cumplir su propósito en nuestras vidas.

Aplicación
Cuando nos enteramos de que vamos a ser madres, la emoción nos llena, nos sentimos amadas, especiales y volando en una nube. Luego, tenemos a ese tan anhelado ser en nuestras manos y es un sueño hecho realidad. No hay sentimiento más hermoso y satisfactorio que luego de tanto dolor y espera puedas escuchar a tu hijo(a) llorar y tenerlo en tus brazos por primera vez. Comienzas a orar por tu hijo y a declarar bendiciones sobre su vida y sobre todo a pedirle a Cristo guianza para ser las mejores madres del mundo.

Luego, esa bendición en tu vida crece, comienza a caminar, va a la escuela, comienza a exponerse al mundo y a la sociedad y comienzan las batallas. Ahora eso que años atrás esperábamos con ansias y catalogamos como bendición se convierte en eso por lo que nos quejamos. Y es que en muchas ocasiones, nos enfocamos tanto en lo que nosotros queremos que nuestros hijos logren que nosotros tal vez no pudimos y olvidamos que ellos nos fueron prestados y que tienen un propósito y fueron creados para una misión especial por nuestro Creador. Ellos fueron creados no para nuestro beneficio, sino para la gloria de Cristo. 

Una historia en las Escrituras donde nos enseña la importancia de la obediencia y la fe, es el ejemplo de Abraham, como lo vemos en Génesis 22: 1-4 “Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham. —¡Abraham!—lo llamó Dios. —Sí—respondió él—, aquí estoy. 2 —Toma a tu hijo, tu único hijo—sí, a Isaac, a quien tanto amas—y vete a la tierra de Moriah. Allí lo sacrificarás como ofrenda quemada sobre uno de los montes, uno que yo te mostraré. 3 A la mañana siguiente, Abraham se levantó temprano. Ensilló su burro y llevó con él a dos de sus siervos, junto con su hijo Isaac. Después cortó leña para el fuego de la ofrenda y salió hacia el lugar que Dios le había indicado.”  Abraham estuvo dispuesto a dar a su único hijo como sacrificio sin esperar respuestas o desconfiar del plan de Dios, aun cuando lo que Dios le pidió no hacía sentido. Abraham entendió que Dios tenía un mejor plan y que lo que Dios estaba haciendo iba más allá de su propio entendimiento humano y creyó que la obediencia era su única opción. 

¿Qué provoca la obediencia?

• Provoca vivir en fe creyendo que los planes de Dios siempre son perfectos.
• Nos permite ver a Dios obrar en nuestras vidas y a través de nosotros de una forma sobrenatural.  

El obedecer es algo parecido a tener los ojos tapados o estar a ciegas. Ya sea para una fiesta, una sorpresa o un juego, en esos momentos que traemos nuestros ojos tapados nosotros dependemos totalmente de aquella persona que nos está guiando hacia ese lugar que debemos ir. Mientras tomamos pasos de obediencia hacia nuestro futuro, tenemos que estar de acuerdo y aceptar tener una visión borrosa de qué pasará mañana.  Y nos toca aceptar que aun cuando estamos en los caminos de obediencia y a los pies de Cristo, eso no equivale a que siempre tendremos una visión del futuro más claro. Pero debemos siempre acercarnos más con confianza a nuestra Guía. Debemos estar de acuerdo con preguntas sin respuestas, situaciones confusas, hijos en problemas de identidad, y en ocasiones batallas en tu propio hogar. Cuando confiamos en Él, también confiamos en los resultados que experimentamos con Él.