Sean Imitadores De Dios
Estudio La Real Academia Española define la palabra Imitar como: “Hacer o esforzarse por hacer algo según el estilo de otro”.
En este pasaje de Efesios 5:1-2 el apóstol Pablo nos exhorta a que imitemos a Dios en TODO lo que hagamos porque somos sus hijos. Como hijos queridos, los niños imitan a sus padres en el bien, especialmente cuando son amados por ellos. Cuando somos transformados por Su Palabra, cada vez más nos vamos pareciendo más a Él, especialmente en su amor y bondad, en su misericordia y disposición a perdonar.
Pablo nos dirige al ejemplo de Cristo, a quien debemos imitar en todas las áreas de nuestra vida, y en quien tenemos un ejemplo del amor incondicional que jamás haya existido. Cristo se entregó a sí mismo para morir por nosotros; y la muerte de Cristo fue el gran sacrificio por nuestros pecados. Así como se ofreció a sí mismo con el propósito de ser aceptado por Dios, Dios aceptó, se agradó y apaciguó ese sacrificio. Tenga en cuenta que así como el sacrificio de Cristo fue eficaz ante Dios, su ejemplo debe prevalecer entre nosotros y debemos copiarlo cuidadosamente.
Aplicacion
El llamado a imitar a Dios en todo lo que hacemos es más que una simple exhortación; es un recordatorio profundo de nuestra identidad como hijos amados de nuestro Padre celestial. Efesios 5:1-2 nos invita a reflexionar sobre la esencia misma del amor divino y cómo lo podemos reflejar en nuestras vidas cotidianas.
Imitar a Dios implica más que seguir una lista de reglas o realizar actos de bondad de manera superficial. Es un llamado a adoptar los mismos valores, actitudes y motivaciones que caracterizan el ser de Dios. Es vivir de manera coherente con la naturaleza misma de quien Él es: AMOR.
Vivir una vida llena de amor, como nos insta el versículo, implica un compromiso profundo y activo con el bienestar de los demás. Es un amor que se manifiesta no solo en palabras, sino también en acciones concretas. Nos invita a mirar más allá de nosotros mismos y a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras.
El ejemplo supremo de este amor lo encontramos en Jesucristo, quien no solo nos enseñó con sus palabras, sino que también nos mostró con su vida el verdadero significado del amor sacrificial. Él no solo habló de amor, sino que lo demostró al entregarse a sí mismo en la cruz por nosotros. Su sacrificio no solo fue un acto de redención, sino también un modelo para nosotros de cómo debemos amar.
Al imitar a Cristo en amor, nos convertimos en "aroma agradable a Dios". Nuestras vidas se convierten en una ofrenda fragante que agrada al corazón de Dios. Cada acto de amor sincero que realizamos, cada palabra de aliento que compartimos, cada gesto de compasión que demostramos, todo esto asciende como incienso delante de nuestro Padre celestial.
Que este versículo nos inspire a vivir cada día con la conciencia de nuestra identidad como hijos amados de Dios, reflejando el ejemplo de Cristo en todo lo que hacemos. Que nuestras vidas sean testimonios vivientes del amor de Dios, atrayendo a otros a experimentar la plenitud de su amor y gracia.
- Compartan ejemplos de cómo pueden imitar a Dios en su vida diaria.
Conclusión
El llamado a imitar a Dios no es fácil, y a menudo enfrentamos desafíos en el camino. Sin embargo, el versículo nos recuerda que somos sus hijos amados, y que tenemos el ejemplo perfecto en Jesucristo para seguir adelante. Cuando nos esforzamos por vivir una vida llena de amor, estamos reflejando el amor de Dios hacia aquellos que nos rodean. Y cuando ofrecemos nuestro tiempo, talentos y recursos en servicio a los demás, estamos imitando el sacrificio de Cristo y ofreciendo un aroma agradable a Dios. OraciónPadre celestial, ayúdanos a imitarte en todo lo que hacemos y a vivir una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de tu amado Hijo Jesucristo. Que nuestro amor y nuestras acciones reflejen tu luz y tu gracia a todos los que nos rodean. En el nombre de Jesús, ¡amén!
Escrito Por: Raphel Sánchez
|