" El Plan Elaborado Del Enemigo "
Estudio Dios nos creó a Su imagen y semejanza, pero al poco tiempo el hombre desobedeció a Dios, entrando así el pecado al mundo. La razón, la expulsión de Lucifer (Satanás) del cielo. Satanás logró llevarse con él una tercera parte de los ángeles, conocidos como ángeles caídos o demonios. Hoy, vive aún en rebeldía contra Dios y contra los hombres, pues somos la máxima creación de Dios. Para Satanás no hay perdón de Dios, pero para nosotros sí. Por esa razón es que nuestro enemigo, Satanás, busca de todas las maneras posibles dañarnos utilizando para eso un plan muy elaborado. El plan del enemigo se describe muy bien en Juan 10:10; él viene para hurtar, matar y destruir. ¿A quiénes? A nosotros, los seres humanos. Más, para eso vino Jesús al mundo, para darnos vida, y vida en abundancia. ¡Él vino a deshacer las obras del enemigo (1 Juan 3:8)!
¿Qué nos sucede cuando vivimos ignorando que tenemos un enemigo?
- Estaremos viviendo una guerra (espiritual) sin protección.
- Por nuestra ignorancia viviremos en derrota.
- No podremos gozar de todas las armas espirituales que Dios pone a nuestra disposición para darnos la victoria.
- Muchos detendrán su crecimiento espiritual o incluso, hasta abandonarán su fe.
- No viviremos en el propósito de Dios para nuestra vida.
Aplicación
Nuestra vida cambia con nuestra conversión. Al aceptar la salvación que Cristo nos ofrece pasamos de muerte a vida, de pertenecer al reino de las tinieblas (pecado) a ser hijos de Dios y parte de Su Reino. 1 Juan 2:16-17 nos muestra lo que el mundo nos ofrece, un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Esta es una de las herramientas que nuestro enemigo usa para apartarnos de Dios, placeres físicos o de la carne, avaricia y orgullo. Satanás busca la forma de que nosotros vivamos para agradar al mundo, o sea, que vivamos bajo los parámetros del mundo, haciendo de nosotros seres egoístas, y orgullosos. Buscando que las personas nos reconozcan, nos alaben e incluso hasta nos veneren. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.
Vivamos en alerta, cuidándonos de nuestro enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8). Aunque él sabe que está derrotado, busca todas las maneras posibles para arrastrar con él a los hombres.
No podemos ignorar las armas que el enemigo usa para destruirnos, tanto a creyentes como a no creyentes. Algunas de ellas son: las drogas, el alcohol, pornografía, adulterios, fornicación, falta de verdadera identidad sexual, odios, envidias, resentimientos, rechazos, sentido de culpabilidad, celos, contiendas, murmuración y chismes entre otros. Con esas armas es que el diablo trata de robarnos, matarnos y al final destruirnos, llevándonos a vivir alejados de Dios, y por ende, perder la oportunidad de vivir por siempre con Dios, y sí con el enemigo en el infierno.
El Espíritu Santo es quien nos guía a toda verdad, y nos guarda, de manera que vivamos una vida de comunión con Dios y en obediencia a Él. Nos enseña a ser sabios, a discernir lo que viene y lo que no viene de Dios, a usar las armas espirituales que Dios nos ha provisto para vivir en la victoria que para nosotros alcanzó con Su muerte y Su resurrección. Recordemos siempre que nuestra vida es para darle gloria y honra a nuestro Dios, nuestro Creador, nuestro Señor, nuestro Salvador. No pretendamos vivir en nuestras fuerzas, Jesús nos dijo en Juan 15:5 “que sin Él nada podremos hacer”. Nada de lo que intentemos en nuestras fuerzas y sabiduría humana nos dará la victoria, pues nuestra guerra es contra Satanás y las huestes espirituales de maldad. Ya Cristo nos ha dado la victoria, en Él somos más que vencedores. ¡ Vivamos pues para adorarle, obedecerle y servirle con todo nuestro ser!
Cuando sabemos el plan del enemigo contra nosotros:
- Vivimos en comunión con Dios y confiados en que Dios está con nosotros y nos prepara para la batalla.
- Iremos día a día de victoria en victoria, pues cada ataque del enemigo lo enfrentamos en las fuerzas de nuestro Dios y no en las nuestras.
- Estaremos cumpliendo diariamente el propósito de Dios para nosotros.
- Gozamos de todas las bendiciones que Dios tiene para Sus hijos.
Conclusión
El plan de Dios es que seamos más que vencedores en Cristo. No tenemos que vivir en la esclavitud que nos quiere el enemigo, pues no ignoramos sus artimañas. Nosotros decidimos, ¿viviremos en la verdad de Dios o nos dejaremos engañar por las mentiras de Satanás y terminar perdidos por toda la eternidad? Recordemos siempre que “Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). ¿Por qué conformarnos con menos?
Escrito por: Linda Vélez
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