Una Vida En Aflicción
Estudio La aflicción en la Biblia se entiende como un sentimiento de amargura, tristeza y pesar. Se trata de un estado temporal, ya que tenemos la certeza de que Dios tiene la solución a cualquier problema, situación o sentimiento. La aflicción nos mantiene enfocados en sentimientos de tristeza, molestia y sufrimiento tanto emocionalmente como físicamente. Aun en medio de todas esas emociones y sentimientos la importancia de tener una relación con Dios y un tiempo en privado con Él, ya sea en oración, alabanza y/o leyendo Su Palabra, es vital para salir de este estado en que nosotros posiblemente estamos ya sea por una mala decisión que hayamos tomado o porque Dios lo está permitiendo para nuestro crecimiento espiritual. Si nosotros conocemos a quien le pertenecemos y vivimos con la seguridad y confianza de que quien nos creó tiene el control total de nuestras vidas, corazones, pensamientos y por venir, no importa cuál sea la situación que nos toque atravesar lo podremos hacer teniendo fe y enfoque en quién es Dios y no en cuán grande es mi problema.
Así lo podemos ver en Santiago 1: 16-18, donde nos dice, “Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos. Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento. Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión.” Santiago nos enseña a que no nos podemos dejar engañar y nos recalca que todo lo bueno y perfecto viene de Dios para cada uno de nosotros como sus hijos y herederos. Él nunca cambia, Él sigue siendo el mismo que fue ayer, hoy y seguirá siendo el mismo Dios mañana. Nosotros fuimos hechos nuevos y somos una creación nueva en Cristo Jesús, su posesión más valiosa. Si nosotros podemos entender quiénes somos y el infinito e incansable amor de Dios para con nosotros te aseguro que no importa qué aflicciones, sentimientos o problemas nos toque atravesar nuestra mirada estará puesta en agradar a Dios porque conocemos que todo esto que pasamos es temporal. Mas Su Palabra, Su Amor, Su Gracia y Su Gloria perdura para siempre hasta que regresemos a Su Presencia.
¿Qué pasa si decido darle paso a las aflicciones y malas actitudes?
- No le permitimos a Dios que se glorifique en nuestras vidas y haga los cambios necesarios para nosotros continuar creciendo en todas las áreas.
- Viviremos una vida llena de desánimo, desilusión y falta de perdón, entre otras emociones.
Aplicación
Tú no eres tu problema. Incluso, tú no eres lo que otros opinan y dicen de ti. Tú eres un hijo de Dios, tú tienes propósito, eres linaje de Dios y debido a que es tu Padre, Él desea compartir su herencia, su amor y guiarte por un camino de bendición. Él quiere que regreses a Su Presencia. Él conoce quién eres y qué estás atravesando, pero también te ha dado el potencial para pelear cada batalla y por ende, también ya te ha dado el triunfo. Como nos dice Romanos 8:18, “Sin embargo, lo que ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante.” Podemos tener paz y tranquilidad en Su Presencia porque sabemos y conocemos que nada de lo que actualmente atravesamos es comparación para su gloria y su gracia que será revelada a su debido tiempo en nuestras vidas y a través de nosotros. Ahora hablemos de una historia que todos alguna vez hemos escuchado. La historia de la mujer del flujo de sangre que se encuentra en Lucas 8: 43-48 nos dice: “Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continua y no encontraba ninguna cura. Acercándose a Jesús por detrás, le tocó el fleco de la túnica. Al instante, la hemorragia se detuvo. «¿Quién me tocó?», preguntó Jesús. Todos negaron, y Pedro dijo: —Maestro, la multitud entera se apretuja contra ti. Pero Jesús dijo: —Alguien me tocó a propósito, porque yo sentí que salió poder sanador de mí. Cuando la mujer se dio cuenta de que no podía permanecer oculta, comenzó a temblar y cayó de rodillas frente a Jesús. A oídos de toda la multitud, ella le explicó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante. «Hija —le dijo Jesús—, tu fe te ha sanado. Ve en paz».
En ese tiempo alguien con una condición como la de la mujer del flujo de sangre tenía que anunciar cuando se acercaba a la gente cuál era su condición. ¿Te imaginas tener que hacer lo mismo hoy día? Tener que ir por la vida dejándoles saber a todo el que te rodea ya sean conocidos o desconocidos de tu condición? Imagina pasar por un problema de pornografia y tener que dejarles a todo el mundo saber, “Soy el que tiene un vicio de pornografía”. Sería bochornoso y demasiado fuerte cada persona tener que ir por la vida siendo señalados por nuestra condición actual. Sin embargo, por su sangre fuimos salvos y hechos nuevos. Dios no nos juzga por nuestras condiciones ni nos ama de acuerdo a lo que hagamos o dejemos de hacer. Gracias a lo que Jesús hizo en esa cruz, nosotros somos ahora identificados como sus herederos y mucho más, tal como nos dice, 1 Pedro 2: 9-7, “Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa”.
¿Por qué es importante tener fe?
- Una fe probada, da gloria a Dios.
- Tener fe es tener confianza de que Dios quien te creó conoce lo que estás pasando y ya tiene una solución a tu problema, aun antes de que aparezca el problema.
Conclusion ¡Que no se te olvide quién eres y a quién perteneces! Recuerda que no importa cuántas pruebas, lecciones, momentos difíciles o situaciones nos toquen atravesar es mucho más las bendiciones que recibimos y continuaremos recibiendo de parte de Dios si nos mantenemos a los pies de nuestro Creador y Redentor. Él conoce tu pasado, pero jamás te ha juzgado o señalado y no lo hará jamás. Él conoce lo que atraviesas hoy y sabe cómo abrir las puertas para que tú salgas de esa situación actual o tengas la fuerza para pelear cada una de las batallas en la actualidad. Ten fe que de igual forma que lo hizo antes, lo hace ahora y lo hará en el futuro. Recuerda que Él ya tiene toda tu vida escrita. Conoce tu futuro y lo que tiene planeado es aún más grande de lo que tú jamás hayas soñado. Hay muchos momentos donde nos tocará ir a sus pies arrastrados, sin fuerzas. Donde las aflicciones y las emociones nos llevan de rodillas al único lugar donde nos sentimos aceptados y acogidos. Que en ese momento no se te olvide cuán grande, cuán ancho y cuán largo es su amor por ti que mandó a Su Único Hijo para que tú fueras salvo. Como nos dice en Efesios 3:18-19: “Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios.” El sentir estas emociones en momentos difíciles e incluso sentirnos afligidos por las situaciones actuales es normal. Lo que no es normal es nosotros enfocarnos más en nuestro problema y no en cuán grande es nuestro Dios. Lo que no es correcto es darle más mérito a lo que actualmente atravieso o victimizarse para beneficio propio y olvidar que somos llamados a darle gloria a Cristo y a vivir una vida que refleje lo que Él ya ha hecho en nosotros. Por agradecimiento a tanto, deberíamos postrarnos y hacer de Él nuestro primer amor y el primer lugar a donde podemos ir a abrir nuestros corazones para luego escucharlo y en su presencia recibir ese amor, paz, gozo y fuerza que necesitamos para continuar peleando esta batalla. Recuerda, peleamos una batalla que Él ya ganó. Tú y yo somos más que victoriosos.
Escrito por: Gleysh Reyes
|