Una Mente Confundida
Estudio Una mente confundida pierde la capacidad de pensar de manera clara y con la rapidez que normalmente lo haría. Una persona en esta condición puede sentirse desorientada, con dificultades para prestar atención, recordar y no se encuentra en un estado adecuado para tomar decisiones. La confusión no es simplemente un error o una equivocación, es el resultado de mantenerte alejado de Dios por un tiempo considerable, es consecuencia del pecado y de no buscar a Dios con todo el corazón. Donde Dios reina no hay confusión hay paz, pues Jesús es el Príncipe de Paz.
Qué pasa cuando me aparto de Dios:
- La oscuridad nubla mi capacidad de prestar atención.
- Pierdo mi paz.
- No puedo tomar decisiones acertadas.
Aplicación
Cuando nos encontramos en este estado de confusión podemos pedir ayuda a Dios sin dejar que la duda se apodere de nuestros pensamientos. No podemos confiar en nuestra propia sabiduría y menos en estos momentos. El Señor promete en las Escrituras en Salmos 32:8 “Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti”.
En los tiempos de Daniel el pueblo de Israel era creyente, aún así cuando el profeta Daniel oraba y decía: “Hemos pecado, no hemos escuchado a los profetas que hablaron de parte tuya, hemos sido rebeldes a la voz de tus profetas, Señor, tuya es la justicia, y nuestra la confusión de rostro” (Daniel 9) lo decía porque los creyentes de Israel, sabiendo que Dios es justo habían sido injustos y no habían buscado Su rostro, no se habían acercado a Él, más bien habían caminado en otra dirección, como para que Dios los viera de lejos. Entonces cuando se alejaron de Él quedaron en penumbras y se confundieron. ¡En la oscuridad de las tinieblas es fácil confundirse!
Conclusión La confusión es producto de nuestra distancia de Dios, esta aumenta en proporción directa a la distancia que tengamos de Dios. Mayor distancia de Dios, mayor confusión. Un cristiano se libra de la confusión a través de la exposición a la Palabra, teniendo intimidad con Dios, todo esto a través del Espíritu Santo. Job 22:21 nos dice: “Sométete a Dios y tendrás paz, entonces te irá bien”.
Un verdadero cristiano tiene temor de Dios; quien vive con este temor reverente, sabe en Quién ha puesto su confianza y dependencia, y como depende en todo momento de Dios se mantiene cerca, en constante comunicación y comunión. Quien está en comunión con Dios mantiene claridad mental, sabe quién es y hacia dónde va.
Escrito por: Saidette Martínez
|