"Teme Al Señor y Apártate Del Mal"
Estudio Cuando hablamos de temor siempre pensamos primero en el temor carnal (miedo), miedo a ser lastimados, a sufrir, a las enfermedades, a morir, etc. Sin embargo la Palabra nos habla sobre el temor a Dios en 3 diferentes contextos. Si bien es cierto que uno de ellos es, el temor a ser castigados y/o corregidos por Dios, sabemos que todo lo que Dios permite en nuestra vida es para nuestro bienestar y con el destino eterno en mente, aunque no nos guste. También encontramos el concepto del temor de perder a Dios, es decir de perder nuestra relación con Dios y terminar en el infierno. (Mateo 25:31-46) Y por último tenemos el temor de Dios que significa reverencia a Dios, que es un sentimiento y actitud de respeto a Dios, es decir que reconocemos Su soberanía, poder y majestad en nuestra vida y éste nos lleva a una transformación en nuestra vida. (Salmos 130:4)
Cuando vivimos sin temor de Dios
- No pensamos en las consecuencias de nuestras acciones.
- Vivimos con temor al mundo, a la muerte, a la vida, a los fracasos y a todo.
- Depositamos nuestra confianza en nosotros mismos y nos frustramos.
- Vivimos angustiados y a la expectativa de lo malo.
Aplicación
Dios nos ama tanto que dio a Su único Hijo como pago por nuestros pecados, para poder recuperar la relación que Dios siempre ha anhelado tener con nosotros desde la creación. Y cuando reconocemos ese sacrificio tan maravilloso y Su amor incomparable pasamos de ser criaturas a ser Hijos de Dios. Como hijos de Dios, nosotros disfrutamos de una relación íntima con Dios, donde ponemos toda nuestra confianza en Él, la cual nos llena de esperanza, fe y Su paz. Y es todo esto lo que produce en nosotros el temor de Dios y a su vez nos da el anhelo de vivir una vida que Le agrade. Y es este temor el que nos lleva a buscar más de Dios en la intimidad y vivir una vida de obediencia.
Cuando vivimos con temor de Dios:
- Reconocemos la soberanía de Dios en todo.
- Buscamos vivir agradando a Dios.
- Cuando pecamos, nos duele y nos arrepentimos genuinamente.
- Reconocemos nuestras faltas y nos sometemos a Dios, permitiendo que el Espíritu Santo haga Su obra en nosotros.
- Anhelamos más de Dios y Su Presencia en nuestra vida y le buscamos en oración constantemente.
- Vivimos confiando en Su voluntad.
- Vivimos para adorarle y honrarle.
Conclusión
En Romanos 13: 5 nos dice: “Por eso tienes que someterte a ellas, no solo para evitar el castigo, sino para mantener tu conciencia limpia.” Cuando tenemos temor de Dios, reconocemos Su capacidad de castigarnos, pero aún más importante que eso, Su capacidad de amarnos, la cual va más allá de nuestro entendimiento y nos maravilla cada día con Sus nuevas misericordias. Vivamos con temor de Dios para vivir la vida plena que el Señor quiere para nosotros, sirviéndole, alabándole, glorificándole en todo y con todo.
Escrito por: Elizabeth Díaz
|