"Ataduras Paternales"
Estudio Una atadura se define como lo que amarra una cosa o varias entre sí, especialmente por cuerdas o sogas anudadas. Sabemos que no vivimos atados por cuerdas o sogas, pues lo veríamos; más, sin embargo, muchos viven toda su vida atados por comportamientos y conductas negativas que no las hemos logrado identificar y resolver. No todas las ataduras vienen como consecuencia de una influencia satánica, sino que, según las enseñanzas que encontramos en la Biblia, una atadura paternal puede ser una conducta que aprendimos y no hemos logrado vencer, de manera que ocasiona en nosotros comportamientos negativos y sus consabidas consecuencias, que al final nos dañan a nosotros y a los nuestros. Algunos ejemplos de ataduras paternales que encontramos en la Palabra son: David, al relacionarse con Betsabé, siendo esta una mujer casada; y llegar hasta mandar a matar al esposo de esta para encubrir su embarazo y vemos más adelante cómo uno de sus hijos tampoco respetó a su hermana tomándola como mujer. Dios tuvo que enviarle al profeta Natán para que él se diera cuenta de su mala conducta y del pecado que cometió (2 Samuel 12:7-10). Nosotros como padres podemos estar viviendo según nos enseñaron nuestros padres y eso puede ocasionar que nosotros repitamos esas conductas en la adultez con nuestras familias. Podemos haber aprendido a tratar a los demás de mala manera con palabras y adjetivos ofensivos, malos tratos, y demás; como también hemos podido aprender a no ser buenos administradores del dinero, familia, bienes y de todo lo que Dios nos ha dado. Ocozías, hijo de Acab, gobernó a Israel e hizo lo malo ante los ojos del Señor, y esto lo hizo al seguir el ejemplo de sus padres (1 Reyes 22:51-53). Nuestro modelaje queda marcado en nuestros hijos, ya sea para bien o para mal.
Una vida que no está sometida a Dios nos lleva a:
- Vivir sin modificar o cambiar las malas actitudes, costumbres, etc.
- No poder disfrutar la vida que Cristo tiene para darnos.
- Vivir desagradecidos y sin temor de Dios.
- Estar legando a nuestros hijos las conductas y costumbres dañinas que a su vez nosotros aprendimos.
Aplicación Cuando Ocozías tuvo problemas no supo cómo consultar a Dios e hizo lo que aprendió de sus padres buscando a Baal, provocando el enojo de Dios. Hoy, el sacrificio de Cristo por el perdón de nuestros pecados nos libra de toda maldición, pues en la cruz Él se hizo maldición por nosotros (Gálatas 3:13). Gracias a Él podemos ser libres de las ataduras que hemos adquirido de nuestros antepasados para así no heredárselas a nuestros hijos. Podemos vivir una vida en comunión y obediencia a Dios dándole a Él señorío de nuestra vida. Romanos 8:1-2 nos dice: “Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús; y porque ustedes pertenecen a Él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del poder del pecado, que lleva a la muerte”. ¿Qué significa eso? Que al habernos convertido a Cristo ya no tenemos porqué vivir en pecado, porqué vivir con las malas costumbres y hábitos aprendidos de nuestros antepasados; mas bien ahora, tenemos la ayuda del Espíritu Santo para día a día irnos transformando a la imagen de Cristo. O como dice en 2 Corintios 5:17 “esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado;¡una nueva vida ha comenzado!”
Conclusión
Es nuestra responsabilidad analizar qué le enseñamos a nuestros hijos y, sobre todo, qué legado le vamos a dejar. Es nuestra responsabilidad enseñar a nuestros hijos desde pequeños a no vivir indiferentes a Dios, sino, a amar, confiar y depender de Dios siempre. Seamos ejemplo para nuestros hijos, pues al final, el ejemplo pesa más que todo lo que podamos decirles.
Escrito por: : Linda Vélez
|