"A Jesús lo golpearon, lo humillaron, lo escupieron, lo azotaron, lo coronaron con espinas, lo crucificaron y por amor a nosotros no abrió su boca, no se defendió, y aunque es Dios, vino como Cordero con el fin de ser sacrificado en una cruz y al sacrificar su propia vida, venció la muerte y el pecado con el fin de que todo aquel que ponga su fe en Él sea salvo por la eternidad. Así de grande es el amor de Dios por nosotros."
Richard Martínez, Pastor Principal